miércoles, 31 de octubre de 2012

TOKIO YA NO NOS QUIERE, de Ray Loriga.

Si os interesa el asunto de la memoria la novela de Ray Loriga es vuestro libro. Ese es el tema sobre el que se arma la historia: la memoria. Aparentemente desde una posición crítica, pero sólo aparentemente. Siendo unos personajes desmemoriados, descabezados, prácticamente muertos vivientes, los que la critican, esa crítica llega al lector en forma de todo lo contrario, en forma del mayor de los homenajes posible. Ese es el efecto mágico que consigue el mago Ray Loriga. Bajo el simulacro de la crítica nos está dando a entender lo vital que es la memoria. El autor saca de la chistera este truco magistral y nosotros los lectores no podemos sino quitamos el sombrero. Chapó.
    Por supuesto que no obvia la pesada carga que supone una presencia excesiva del pasado, pero una vez puestos los pros y los contras en la balanza, ésta se vuelca hacia la defensa de la memoria, porque cae por su propio peso. Por tanto la crítica de verdad, la que está de fondo, va dirigida precisamente a las sociedades que no cuidan la memoria, a las sociedades inconscientes que no miran hacia atrás y que ni siquiera miran hacia delante, lo cual no es de extrañar, puesto que lo uno tiene mucho que ver con lo otro. A dónde vamos y de dónde venimos, este es el tipo de preguntas que no se hacen en sociedades así, en sociedades como la descrita por Ray Loriga, donde tampoco son muy conscientes del tiempo presente, ocupada como está la gente en hacer lo posible por no pensar, distrayendo sus sentidos con lo primero que pillan. Concretamente el futuro próximo en el que se desenvuelve como pez en el agua el personaje protagonista se trata de una sociedad drogodependiente y sexodependiente, un mundo que además conserva lo peor de cada casa, como es el caso de la pena de muerte en EEUU, a lo que también pone de vuelta y media el autor, aunque literariamente, es decir: con estilo.
    El protagonista es un antihéroe, todo lo hace mal, sin remedio. Pero hacia él la crítica es compasiva, no se ceba. Al fin y al cabo es una víctima. Es un tipo solitario y triste que olvida todo y a todos para no estar aún más triste. Vive cada semana como si fuera la última. Va de aquí para allá, de hotel en hotel. No tiene un hogar.
    Al principio se mueve por los estados norteamericanos fronterizos con México, luego se desplaza al sudeste asiático. No para, tampoco sabría cómo hacerlo. Allí por donde va el sexo es libre, no entiende de número ni de género, lo mismo da hacerlo con un hombre, una mujer o con los dos a la vez. Y cualquier momento es bueno, sea con quien sea. Barra libre de sexo y de drogas. Por algo es vendedor de química para olvidar, drogas no le faltan. Todo vale mientras se pueda olvidar al día siguiente. Así es el futuro en el que se mueve, un tiempo al que el protagonista alude con la lapidaria frase: “ya no hacen muchas canciones hoy en día”.
    Respecto al estilo narrativo, está muy influenciado por la literatura norteamericana. Es de fraseo corto, a veces tan acentuado que las frases podrían considerarse versos, sobre todo al comienzo, donde la voz del narrador es entrecortada y triste, un hilo de voz que marca de inicio el carácter del protagonista pero que enseguida va tomando cuerpo. El tono bajo perdurará toda la novela, en combinación con un ritmo dinámico en el que escenas de gran variedad se suceden una tras otra, aunque bien es cierto que sin que la conexión directa entre ellas sea lo importante. En este sentido, en el de la conexión interna del texto, el autor emplea un recurso muy de moda en los últimos años, el de ser eco de uno mismo pasado el tiempo suficiente. Este recurso consiste en retomar la situación de una escena anterior y aludir a ella para concluir en pocas palabras la escena en curso. Es tan sencillo como efectivo, puesto que transmite cohesión y sentido por más que a menudo detrás de ese recurso sólo esté el sonido del eco.
    Si hubiera que achacar algo en contra del estilo narrativo de Tokio ya no nos quiere quizás sería que en el afán de emular el lenguaje sencillo de los autores norteamericanos se está al borde una o dos veces de utilizar un lenguaje ya no sencillo sino simple. Otro punto flaco podría ser en ocasiones el vocabulario, no tanto por los americanismos como por cierto vocabulario ochentero de uso habitual para la generación a la que pertenece Ray Loriga pero que no debería serlo tanto en una historia futurista, por muy próximo que sea ese futuro.
    Pero dicho esto, porque tampoco había motivos para no decirlo, seré claro y tajante: Si queréis paladear literatura de la buena no dejéis de leer este libro. Hay fases del libro que son de auténtica obra maestra, página por página. El autor se revela como un extraordinario observador del mundo que nos rodea y nos sirve porciones del mismo a través de escenas tremendamente originales rematadas con reflexiones de idéntica originalidad. Un atracón de suculenta literatura.
    Lástima que no sea así durante todo el libro. En la fase que se desarrolla en el sudeste asiático hay un momento en que decae. Da de lado la originalidad y cae en un bucle. Se repite. Se repite hasta el punto de correr el riesgo de transformarse en un cliché existencialista de drogas, sexo y rock and roll. Hay novelas que ganan con el paso de las páginas y otras a las que les ocurre lo contrario. En ese punto ésta sería de las otras. Menos mal que pasado el ecuador del libro hay un notabilísimo punto de giro argumental que revive la novela y que supone también un salto de calidad con el que el autor vuelve por sus fueros.
    Tras ese punto de giro el protagonista no es capaz de guardar ningún recuerdo. Los bolsillos de su memoria están rotos. Nada de lo que entre hoy en su memoria seguirá ahí mañana. Está en una clínica bajo un tratamiento con el que el paciente “debe atarse los zapatos del recuerdo y salir andando por encima de sus propias huellas”.
    Finalmente, como brillante colofón, nuestro personaje protagonista y narrador se entrevista con el creador de la química para olvidar. Y qué ironía, porque el creador nunca ha recurrido a su propia creación. Es más, él cuidó su memoria e incluso tomó las medidas necesarias para que le sobreviviera más allá de la muerte física. La entrevista es con su memoria virtual, que habla valiéndose de un monitor. También está “instalada” en la mente de una niña. Fijaos si se preocupó por su memoria. Nada que ver con lo que se preocupó por la memoria de los demás, que fue cero.
    Lamentablemente para él todos los esfuerzos encaminados a que su memoria perviviera son en vano, puesto que la niña en la que ha depositado su memoria decide olvidarlo, y con el olvido de ella él muere definitivamente. Justo como sucede en la vida real. Morimos cuando muere nuestra memoria, cuando las nuevas generaciones prefieren olvidar. ¿Os suena de algo?
Por Ricardo Guadalupe.

martes, 30 de octubre de 2012

Entrevista, ANIKA LILLO.


ML: Anika entre Libros es un referente nacional de la crítica de libros en internet, más de quince años, y aunque me tienta preguntarte por los sinsabores empiezo por las alegrías, ¿algún momento destacado que te venga a la mente?
A.L.: En realidad hay muchos, pero tan destacado como para que ni yo misma me lo creyera podría ser cuando vinieron a hacerme un reportaje para televisión la primera vez. Y sobre todo cuando volvieron a pedírmelo pero para TVE. Eso era llegar a mucha más gente, y de hecho tanto de uno como de otro me llegaron nuevos lectores a la web.
ML: Entre tanto libro leído y reseñado ¿de dónde sacas el tiempo para todo lo demás?
A.L.: Soy de la teoría que  dice: “no lee quien no quiere”.. El tiempo que dedico a la web es como el que dedica cualquier persona a su trabajo, y luego hay que hacer lo demás (casa, hijos…) Leo especialmente de noche y si me tengo que robar horas las robo al sueño. Y luego hay días que estoy más presionada y otros que tengo más libertad (esos días pongo dos o tres lavadoras de golpe y ¡hala! A seguir)
ML: ¿Eras una buena estudiante? ¿Te escaqueabas a veces de hacer los deberes de matemáticas para leer a escondidas?
A.L.: Era una mala estudiante, principalmente porque tenía dos problemas: hablaba mucho (eso significa atender poco y no enterarte), por lo tanto me reñían a menudo, y no me costaba estudiar nada que tuviera que ver con letras (era leerlo y aprenderlo) así que no le dedicaba mucho esfuerzo, sin embargo no entendía nada que tuviera que ver con números. Hoy se habrían dado cuenta de que mi problema tenía nombre y quizás hubieran sido más comprensivos, pero en mi época se llevaba otro sistema: nunca olvidaré a la señorita Julia de 5º de EGB golpeándome en la cabeza con el nudillo de su mano repetidas veces diciendo “tooooooorpe”.
En mi defensa decir que me puse a trabajar a los catorce años y a los dieciocho años decidí volver a estudiar, y con esa mentalidad más adulta las notas eran muy distintas: notables y sobresalientes.
De lo que me escaqueaba era de poner la mesa. Cuando en casa llegaba la hora de comer yo nunca estaba. Me escondía en el cuarto de baño, decía que estaba ocupada y me dedicaba a leer. Luego seguía leyendo en la mesa mientras comía (leía y escribía más que comía, la verdad)
M.L: ¿Qué echas de menos de cuando empezaste a leer y reseñar?
A.L.: Pues no te sabría decir… Disfruto con lo que hago aunque a veces acabe hecha polvo, agotada y preguntándome por qué no me habría dedicado a algo que me diera de comer, pero no echo de menos nada. Ahora tengo mejores libros, de hecho. Antes, si tenía dinero, sólo podía acceder a libros de bolsillo en grandes superficies –y no solían ser títulos muy acertados (también es cierto que antes había menos variedad e incluso cantidad)- y en las bibliotecas a las que acudí no encontré grandes títulos. Hoy tengo tanto para leer que me siento afortunada. Echo de menos otras cosas que no tienen que ver con el tiempo que dedico a leer y reseñar. De hecho lo que me deja agotada y me hace sentir presionada no es leer ni reseñar, si no editar la web y dirigirla. Gracias a las estrellas tengo a Pilar Alonso que me ayuda con la parte de prensa y selección de libros.
M.L.: He oído muchas veces que las modas en las mesas de los libreros las imponen las editoriales, que siguen ciclos: guerra civil, vampiros, zombis, novela histórica… ¿qué opinas?
A.L.: Que en cuanto a modas mandan los americanos principalmente. Si ellos ponen de moda al vampiro nuestras librerías se llenan de títulos de vampiros, previa compra de libros del estilo por parte de prácticamente todas las editoriales. Y así con todo. Lo de la Guerra Civil estará siempre ahí, forma parte de nuestra historia y siempre se vuelve a ella, una y otra vez. Como con la época nazi. Siempre habrá una historia que contar y en alguna ocasión te pueden sorprender. Confieso que prefiero una de terror que una de la Guerra Civil pero también que prefiero una de la II Guerra Mundial que una de vampiros.
 ML: Tres cosas que te llamen la atención de un libro (del que no te han hablado) para que te decidas a comprarlo.
    A.L.: La portada, el título y el argumento. En ese orden, pero luego, a la hora de elegir comprarlo o no, definitivamente será el argumento, después el nombre del autor, y a la portada ya ni le daré importancia porque es la que me sirve de faro, la que llama mi atención, pero no la que decide si leo el libro o no lo leo. Nota: si conozco al autor y no me gusta directamente no leo los argumentos de sus libros. Pero eso es de lógica ¿no?
ML: Tengo más amigos poetas que narradores, he asistido a más sesiones y jam poéticas que tertulias de prosistas, ¿es verdad que la poesía en España es la cenicienta del mercado editorial?  Y el teatro, ¿se lee/compran libros de teatro o es la verdadera cenicienta?
A.L.: Oigo muchas quejas acerca de esa cenicienta, pero los poetas tienen suerte si se comparan con los autores de teatro. Cada vez hay más editoriales que publican poesía – no nos olvidemos que se consume menos, por lo tanto tiene su lógica que el resto de géneros sean los hermanos mayores-, sin embargo el teatro, que fue tan importante en España, es lo que menos se lee. Y el teatro mola, por cierto. Casi todas las reseñas que hay en “Anika Entre Libros” de teatro son mías.
ML: Hablemos de tópicos, por un lado que en época de crisis se lee más porque es barato, por otro que ellas leen más que ellos, ¿es así?
A.L.: En época de crisis se recurre a libros más baratos o a menos libros. El lector lee dependiendo de lo que posea en ese momento. De sus posibilidades. Pero el cine es más caro en relación a la duración del tiempo que pasas ante la pantalla que el que pasas ante un libro, así que si tienes que elegir entre ambas cosas, te gustan las dos, pero sabes que te durará más el libro, es posible que el que pierda sea el cine porque a la larga leer sí es más barato. El libro dura más. Y en crisis hay que mirar el bolsillo.
Respecto al tópico hombre-mujer… Hubo un tiempo en el que creí tener la respuesta observando quién participaba más en la web con sus comentarios, pero hoy, entre la web y las redes sociales donde me muevo –al menos la gente que se relaciona conmigo por la literatura- hay tanto hombres como mujeres.
ML: Las editoriales tienen mala prensa sobre todo entre los autores noveles que quieren meter cabeza en el mercado, tú te llevaras bien con ellas, presumo, pero ¿qué opinas de esta tendencia sobre todo en crisis a arriesgar menos por los nuevos y asegurar ventas con los consolidados?
A.L.: Lo creas o no la veo lógica. La crisis también les afecta a ellos así que tienen que asegurarse la supervivencia de la empresa. Carlos Ruiz Zafón es una apuesta segura así que si llega la Navidad y tienen un libro suyo sacarán más ejemplares y reducirán el presupuesto para los demás. Si esto pasa con x autores, habrá otros muchos especialmente noveles que no tendrán ni oportunidad de meter esa cabecita porque no hay ni presupuesto para los conocidos. Pero estamos hablando de grandes editoriales y en el 2010 se supo que entre editoriales privadas y organismos públicos que también editan había casi tres mil quinientas editoriales sólo en España. Casi tres mil eran privadas. Casi dos mil cuatrocientas eran editoriales pequeñas. Este último año de crisis leí que habían cerrado un montón pero curiosamente había abierto otro montón de editoriales nuevas equilibrando la balanza de nuevo.
Y luego está la librería: el librero también tiene que asegurarse el negocio para poder comer, de modo que seguirá el mismo juego que la editorial: comprará más best Sellers esperados y menos novedades de autores menos conocidos. Yo admiro a los libreros que se arriesgan, por ellos se pueden encontrar joyitas literarias, pero les pasa lo mismo con las facturas y la mayoría compra a Ruiz Zafón y similares (sobre todo porque les compran también los que leen poco).
Lo que sí hacen algunas editoriales es apostar sobre seguro con algunos autores para poder publicar a otros y así equilibrar la balanza. Lo que tengo entendido es que otras, que publican mucho autor extranjero, vienen con packs (si quieres a X te debes llevar a Y, Z y Q) por eso puedes leer un título muy esperado y otros cinco bastante cutres que están quitando espacio a nuevos escritores posiblemente mejores que estos extranjeros. Me gustaría saber cuánto de verdad y cuánto de leyenda urbana hay en esto, pero si se parece mínimamente al negocio de la televisión, deduzco que será verdad.
ML: ¿Qué se necesita para formar parte de tu equipo de colaboradores además de gustarte leer?
A.L.: Eso ha ido por fases a lo largo de estos casi dieciséis años. Hoy hacemos casting porque así nos aseguramos que las reseñas sean buenas –con esto no me refiero a que sean positivas, si no a que se sepa reseñar un libro-. Pero además de eso hace falta un compromiso muy grande porque cuanto más lees más quieres leer, es un vicio delicioso, y debes cumplir con tus compromisos. “Anika Entre Libros” publica de treinta a cuarenta y pico reseñas semanales: muchos libros y en realidad una plantilla que no está entera del todo activa, siempre somos los mismos los que más leemos y más reseñamos. No creas que es tan fácil seguir nuestro ritmo.
ML: ¿Te han ofrecido algo un poco extraño o a lo que has dicho que no de parte de algún escritor, agente o editorial? Di el pecado, no el pecador.
A.L.: Lo que me piden siempre es que me haga agente o editora, o que haga la revista online en papel. A todo he dicho que no pero nada suena raro. Lo más raro ha sido ofrecerme llevar la web para sacarle partido económico y al leer la letra pequeña descubrir que yo podía enfrentarme a un juicio si no les pagaba religiosamente cierta cantidad estipulada mientras que ellos no tenían ninguna norma que les obligara a cubrir cierta cantidad para hacerles ese pago. Bueno, más que raro yo diría que pretendían aprovecharse de mí y pensaron que era imbécil e iba a caer. Los aprovechados son detestables.
ML: Estás leyendo un libro y ves que no hay manera de continuarlo, que es infumable, ¿lo dejas para otro día o tienes algún truco profesional para salvar los muebles?
A.L: Antes leía los infumables hasta el final. Hoy no porque no quiero sufrir ni me sobra tiempo, así que le doy varias oportunidades –leo varios libros a la vez de modo que puedo ir avanzando todos a ratos-, pero si veo que la cosa no mejora me niego a seguir. También he de decirte que no todos han sido infumables (o al menos no lo serían para todo el mundo) pero a mí me suponían incredulidad o bostezos, y yo no suelo bostezar jamás con un libro.
ML: La entrevista más simpática, más divertida o más pintoresca que hayas hecho y que te hayan hecho.
A.L.: Que haya hecho yo bastantes, pero recuerdo una a Juan Gómez-Jurado que le hice durante una comida. Puede que aparente muy serio pero es un tío muy divertido y además gran amigo mío, así que cuando le preguntaba algo y acabábamos muertos de la risa, me decía “contesta tú que sabes lo que voy a contestar”, y me tuvo así un buen tiempo. Al final contestó él, pero la cinta estaba llena de risas. Y hace poco lo ha vuelto a hacer en el “bocado literario” que le he hecho (minientrevista en vídeo) porque en su última novela “La leyenda del ladrón” (que yo llamé “leyenda del dragón” repetidas veces y casi me mata con la mirada) salen guiños a amigos, entre ellos a mí, Anika… y claro, lo metió con calzador y a mí se me escapó la risa. Por si quieres verlo y entenderás a qué me refiero: http://youtu.be/6TledQvalQ8
En cuanto a mí como entrevistada, todas me parecen simpáticas porque me siento bien tratada, por eso siempre procuro contar algo que jamás he contado en cada una de ellas, para daros algo a cambio. Hoy lo he vuelto a hacer en varias respuestas y mientras pueda seguiré haciéndolo. Es mi forma de agradeceros que os hayáis interesado por mí. En todo caso lo que más agradezco es que no me pregunten siempre lo mismo, así que graciasJ.
Muchas gracias y mucha suerte.

Por Ginés Vera.

lunes, 29 de octubre de 2012

DIARIO DE GOLONDRINA, de Amélie Nothomb.

Mi primera impresión al comenzar este Diario de Golondrina no fue buena, me costó engancharme. Le di una segunda oportunidad cosa que irónicamente desaconsejo a mis amistades con sus lecturas ariscas. Hice bien, Nothomb volvió a desplegarse como me tiene acostumbrado con un personaje narrador que evoluciona desde la castración emocional a la hiperestesia… Entre los guiños morales y las reflexiones filosóficas –“La grasa del cerebro inventó el mal”, “Resulta difícil liberarse de lo que uno ha confundido con liberación” – está la historia del protagonista destilando ironía con banda sonora incluida: Radiohead. Hay una justicia poética en los nombres que Nothomb utiliza para denominar a objetos y personas, y la hay en Golondrina, en las golondrinas de esta novela de cien páginas.
Para los que gusten de saber el argumento diré que el narrador protagonista toma una decisión sentimental que le lleva a trabajar de asesino a sueldo. En un principio todos los clientes tienen algo en común hasta un día en el que la justicia poética que ya comenté le sale al paso. Dos evocaciones vienen a mí tras cerrar sus páginas: una novela suya posterior, Viaje de invierno, y una imagen si no recuerdo mal de Marat en una bañera.
Por Ginés Vera.

jueves, 25 de octubre de 2012

LA DOBLE VIDA DE MARTIN HARRIS, de Didier van Cauwelaert.

Hacía tiempo que no leía un libro como La doble vida de Martin Harris. Tendría que remontarme a El Tercer Hombre de Graham Green. Y no es que me desaliente o reproche las novelas del género negro y sucedáneos. Muy al contrario, disfruto con el misterio, la intriga y los giros inesperados de última hora. Esta novela de Didier van Cauwelart me subyugó así desde la primera página con la comezón del personaje dispuesto a demostrar una justicia que casi tomé como propia metido de lleno en el papel. Tal vez el éxito sea su lenguaje sencillo, diálogos oportunos y frases contundentes del tipo: “¿Cómo justificar lo evidente cuando todo el mundo lo niega y no tienes más pruebas que tu buena fe?” ó “La mañana después del amor es también una primera vez”. Pero si todo lo anterior me empujó a devorarla en una tarde (la intriga se desarrolla en poco más de 170 páginas), el desenlace me hizo pensar si tendrán razón quienes vuelven varias veces sobre el libro que les ha maravillado. Recomendable para leer de tirón, a los amantes de la intriga y a todos los demás.
     Didier van Cauwelaert nació en Niza en 1960. Es uno de los autores de bestsellers más importantes de Francia. A los veintidós años publicó su primera novela, Vingt ans et des poussières, a la que siguieron Poisson d’amour (1984), Les vacances du fantôme (1986), L’Orange amère (1988), Un objet en souffrance (1991) y Cheyenne (1991). En 1994 obtuvo el prestigioso Premio Goncourt por Un aller simple (Billete de ida). En España se dio a conocer por  La educación de un hada (2001) y La aparición (2002).
Por Ginés Vera.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Entrevista, PEPA SALAVERT

Hoy se celebra el día mundial de las bibliotecas y he querido que la entrevistada fuera precisamente Pepa Salavert.

Pepa Salavert, bibliotecaria del Hospital de La Fe de Valencia, es la presidenta de la Asociación José Luis Sampedro para la Salud y la Cultura. Premio a la Bibliotecaria del Año 2012 otorgado por la Junta de la Asociación de Bibliotecarios Valencianos. Pudimos verla en el programa televisivo Página 2, de La2 de TVE, emitido el 1 de enero de 2012 en un reportaje sobre las lecturas preferidas por los profesionales y pacientes del Hospital La Fe de Valencia.
¿Cuáles son los fines de la Associació José Luis Sampedro per a la Salut i la Cultura?
Organizar actividades socioculturales para combatir la ansiedad, la melancolía y la soledad de los enfermos hospitalizados, haciendo más provechosa y agradable su estancia así como la de sus acompañantes y personal del Hospital Universitari i Politecnic La Fe
¿Cuándo y cómo surge la idea de crear la asociación con estos fines?
Un grupo de profesionales del Hospital La Fe quieren colaborar a mejorar el estado psicológico de los enfermos y fomentar la cultura entre los enfermos acompañantes y personal hospitalario
Una de las actividades organizadas por la Asociación es el Concurso de Relatos Cortos que ya va por su VI edición, goza de buena salud, si me lo permites.
Vamos por el sexto año de concurso y tiene buena salud, estamos muy contentas con el resultado. Cuando los enfermos vienen a entregar sus relatos es como si entregaran un trocito de su vida. Escribir es muy terapéutico salen al exterior muchas emociones, en los escritos hay dolor, esperanza, angustia alegría agradecimiento..
El problema en este momento son los recursos económicos, en años anteriores hemos funcionado con subvenciones y las cuotas de los socios pero ahora no tenemos subvenciones y no tenemos muchos socios entre otras cosas porque nunca le hemos dicho a nadie que se hiciera socio, las personas que querían ser socias lo pedían ellas, pero confiamos en poder publicar el libro.
¿Qué otras actividades destacarías de la Asociación como fomento de la cultura para grandes y pequeños? ¿Alguna anécdota que nos puedas contar?
Cuenta cuentos, talleres de literatura y de escritura, teatro infantil y de adultos, recitales de música y poesía, corales. Anécdotas muchas y muy emotivas, recuerdo una de cuando vino la cantautora Marta Campos a la sala de Oncología de adultos, había un enfermo muy grave, cerramos la puerta de la habitación para que no llegara ruido pero cuando se enteró el enfermo que había venido Marta y el la conocía de otras ocasiones, pidió que entrara en la habitación para saludarla, entro Marta y estuvo charlando y haciéndose fotos con él, fue muy agradable para todos. Esa noche el enfermo nos dejó.
¿Qué relación tiene el propio José Luis Sampedro con la Asociación? ¿Viene a menudo a Valencia? Creo que elaboró el prólogo de una de las ediciones del libro que recoge los relatos premiados y finalistas del concurso literario anual.
La relación es muy buena, primero autorizando que pusiéramos su nombre a la Asociación y después colaborando con ella, ha venido varias veces al Hospital  a dar conferencias, tertulias literarias, hizo el prólogo del libro del concurso de relatos del año 2009 y el prólogo del libro que hizo la Asociación para conmemorar el 60 aniversario de la declaración universal de los derechos humanos en el año 2008.
Si alguien está interesado en participar en la Asociación ¿cómo puede hacerlo?
Poniéndose en contacto con nosotras a través del correo electrónico saluticultura@eresmas.com  en  los teléfonos  961 244 399  ó  635317241, pueden colaborar  en las actividades culturales, haciéndose socios o mediante ayudas puntuales.
Dado que la Asociación está integrada en la administración del Hospital Universiatario La Fe de Valencia ¿qué os ha supuesto el traslado a las nuevas instalaciones en Bulevard Sur?
Hacemos las mismas actividades.
Háblanos de la biblioteca y el servicio de préstamo bibliotecario del Hospital La Fe donde desarrollas tu labor.
La biblioteca ha mejorado de forma notable, mejores instalaciones, más luz, más espacio, acceso más fácil para los usuarios.
Servicio de préstamo    Tienen acceso al servicio de préstamo  los usuarios sus acompañantes y el personal hospitalario. En las salas de estar de todas las salas de hospitalización, hay un cartel informando de la existencia y funcionamiento de la biblioteca y sobre la mesa hay una bandeja con cinco listados que contienen todos los fondos bibliográficos disponibles en la biblioteca organizados por materias. Los usuarios, previa consulta de los listados, solicitan lo que desean y se lo proporcionamos en el mismo día. En este caso es muy importante la colaboración del personal hospitalario facilitando las llamadas por teléfono. Actualmente como muchos enfermos disponen de teléfono móvil la comunicación es mucho más fácil. Desde el momento que contactan con nosotras estamos en comunicación con ellos para satisfacer sus peticiones de lectura o de información hasta que se van de alta hospitalaria.  Los enfermos cuando se van de hospitalaria si lo desean, pueden seguir viniendo a que les prestemos libros.
En las salas Infantiles     Los lunes y los jueves, visitamos las salas infantiles, a donde acudimos con dos carros de libros que mostramos por las distintas habitaciones, para que los niños seleccionen la lectura que prefieran.
En la Biblioteca:                Acompañantes, personal hospitalario y los enfermos del hospital que pueden y lo desean acuden a la biblioteca para elegir los libros. Les resulta agradable acercarse personalmente a la biblioteca, un lugar totalmente diferente dentro del hospital, donde se puede hablar y pedir lectura e información sobre cualquier tema que les interese o preocupe. Procuramos, con rigor y prudencia, satisfacer sus demandas.
Además del escritor José Luis Sampedro, ¿también tenéis relación con otros escritores que viene a prestar su apoyo? Pongo por ejemplo a Toti Martinez de Lezea, ya que asistí a una tertulia-conferencia hace unos años.
Hemos tenido la suerte de contar con autores como los mencionados José Luis Sampedro, Toti Martínez de Lecea, Javier Moro, Marta Allue, Isabel Barcelo, Maluy Benet, Dolors Jimeno.
¿Cuáles son los nuevos retos culturales que afronta la Asociación en los próximos años?
Incrementar las actividades culturares. Aunque sean tiempos difíciles no podemos dejarnos llevar por el pesimismo que nos paraliza, y no podemos permitir que esto nos ocurra.
Por Ginés Vera.

martes, 23 de octubre de 2012

50 SOMBRAS LIBERADAS, de E. L. James.

Me piden que empiece advirtiendo que me he saltado la reseña del segundo libro de la trilogía Las cincuenta sombras de Grey. Lo hago, la cuestión es la siguiente: lo leí hace un mes o así y he retenido poco en la memoria. Con lo que deduzco que no es memorable. Como una es aplicada, pregunté a una fan-lectora y me refrescó un poco la memoria (no tenía fuerzas para releerlo). Cincuenta sombras más oscuras, me dice la fan entusiasmada, cuenta como el pasado de Christian y la forma que él tiene de lidiar con el modela al Señor Grey que conocemos. Ana tendrá que descubrir, comprender y lidiar con ese pasado si quiere que la relación funcione tal como ella desea y mientras será amenazada por figuras (femeninas) del pasado más reciente de Grey.
    En Cincuenta Sombras Liberadas, tal como el título mismo nos advierte, el Señor Grey y Anastasia comienzan a vivir una relación  más feliz y relativamente normal si es que los viajes de lujo alrededor de Europa, la propuesta de regalarle una editorial a Ana y la repetidísima frase de: “te acostumbrarás” que uno u otro de los personajes suelta a Ana cuando ella manifiesta sus remordimientos de conciencia a la hora de gastar inmorales cantidades de dinero puede serlo. Pero aún quedara una sombra que liberar del pasado del pobre Christian y esta será la subtrama que nos acompañará en la novela dándole el contrapunto dramático.
    Por la novela corren en absoluta libertad y abundancia expresiones tales como: eres mía, mía, mi esposa, tuya, mi esposo, mío hasta que de hecho creo que hay un par de páginas en el que el diálogo se basa casi exclusivamente en ellas. No he contado las innumerables veces que los personajes abren muchos los ojos, (todos los personajes) y para expresar cualquier cosa desde placer hasta incomprensión o maldad. Creo haber dicho ya que en esta trilogía se repiten continuamente las acciones, los pensamientos y el sexo. Es extenuante en los detalles. ¿De verdad necesitamos saber los lectores la cantidad de veces que van al baño o se lavan los dientes? No sé si tendrá que ver con su origen de Fanficción esa pormenorización de los segundos, horas y días. No quiero ser cruel pero quizá una buena corrección del texto original y cierta sinceridad literaria hubiera reducido la trilogía a un solo volumen sin que la historia perdiera con ello. Ahora que imagino que el negocio es el negocio.
Por May.
* Puedes consultar la reseña de 50 sombras de Grey en este blog.

lunes, 22 de octubre de 2012

EL CLUB DE LAS PALABRAS PROHIBIDAS, de Felisa Moreno.

Con una mirada reciente al libro de Bradbury, Fahrenheit 451 me aventuro en la lectura de esta novela juvenil de ambiente futurista. La protagonista es una adolescente, Nova, que además de revelarse contra los condicionamientos de su edad se ve inmersa en una aventura en pos de la justicia, la dignidad y la libertad. Como telón de fondo, de ahí la mirada a la novela de Bradbury, está el Club de las Palabras Prohibidas, una organización que lucha contra el régimen totalitario que prohíbe los libros y castiga a los que aun los poseen. Una novela de acción, de ritmo creciente y que nos recuerda además valores personales y sociales como si de algún modo la autora, Felisa Moreno, nos quisiera advertir los peligros de la deriva de nuestra sociedad actual, en plena crisis socioeconómica, de los riesgos del fanatismo, la intolerancia y la ignorancia.  A partir de 14 años recomendable a todos los que creemos en una sociedad más justa basada en la educación y la cultura de mayorías y no de unos pocos.
    Felisa Moreno Ortega (Noguerones-Alcaudete (Jaén). se inició en la escritura en el año 2006, sobre todo relatos cortos. Su primera novela “La asesina de ojos bondadosos” obtuvo el I premio del  Certamen de Escritores Noveles de la Diputación de Jaén, en 2007. También ha publicado: ‘Trece Cuentos inquietantes’, en formato papel y ebook con la editorial Hipálage y en audiolibro con la editorial Alen da Lúa y “Cuentos caníbales” en eBook. Su novela “Arrugas en la memoria” ha resultado finalista en los premios López Torrijos y Felipe Trigo. “El club de las palabras prohibidas” resultó finalista en el certamen de novela juvenil de los Premios Literarios Jaén 2009, convocados por Caja Granada.
    Las ilustraciones del libro son de la artista Mar del Valle.
Por Ginés Vera.

viernes, 19 de octubre de 2012

ACIDO SULFÚRICO, de Amélie Nothomb.

´Acido Sulfúrico' es una de esas novelas no aptas para lectores mansos, acostumbrados a leer de tirón historias manidas, intercambiables, de personajes circunstanciales. No admite evadirse en un párrafo a lo: “me salto la descripción de este paisaje”, más que nada porque no hay paisajes, hay literatura y precisión en cada párrafo y cada página. Abstenerse pues lectores que se quieran acercar al grupo de amigos y comentar con aire bohemio y pedante que han leído a Nothomb…, esnobismos los justos. La propia novelita –la brevedad de sus obras es otro distintivo de esta autora– es un puñado de sal sobre la herida abierta de nuestra hipócrita sociedad consumista e impersonal. También de la importancia de los nombres tanto de las cosas como de las personas, de los que se nombra o se obvia, evocándome -a pesar de lo pedestre del ejemplo- a aquel refran de: no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
    A partir de un supuesto concurso televisivo llamado ‘Concentración’, los personajes nos van a mostrar el cinismo de los productores pero también de los espectadores, su verdadera naturaleza más allá de la eterna lucha del bien y de mal. 
    Es como digo, una parodia a la hipocresía actual, a la estupidez mediatizada de quienes creen que en televisión todo vale. “…los programas de televisión son a menudo el único tema de conversación de la gente. Ésta es la razón por la cual todo el mundo ve lo mismo: para no quedar marginado y tener algo que compartir”.
* Me voy a permitir comentar algo más, ajeno a mi opinión de la obra; he leído en la red opiniones sobre si la novela va de más a menos o si el final resulta demasiado fácil, precipitado. No entraré al trapo, dejo esa cuestión al lector inteligente.
Por Ginés Vera.

jueves, 18 de octubre de 2012

BECKETT VISTO DE CERCA... (Por Fidel Tomás)

La pequeña editorial segoviana “La uña rota” ha cubierto este año 2012 un clamoroso vacío de las letras en español, en el mes de Mayo ha publicado la monumental y exhaustiva biografía de Samuel Beckett que Anthony Cronin, amigo personal de Beckett, escribió hace ya quince años. La traducción corre a cuenta de Miguel Martínez-Lage, buen conocedor y traductor de la obra beckettiana, fallecido recientemente.
   
    El enorme privilegio que supone la lectura de “Samuel Beckett. El último modernista” consiste en poder contemplar en toda su magnitud la coherencia en la trayectoria poética del premio Nobel de literatura de 1969.
    
     A través de los diferentes géneros (novela, teatro, relato corto, piezas para radio y televisión, incluso cine), se puede rastrear con claridad la lógica evolución que avanza desde la exhuberancia formal y lingüística de novelas como “Murphy” o “Watt”, hacia la desposesión y la difícil sencillez de un lenguaje que trata, en su última esencia, de nombrar el silencio. En este progreso hacia un (solo aparente) “menos aún” expresivo, que acabará por poner contra las cuerdas la capacidad representativa del lenguaje, observamos el camino diametralmente opuesto al que recorrió su padre literario: James Joyce. Por un lado la literatura y el lenguaje mismo se estiran hasta alcanzar un límite omniabarcante, por el otro, el lenguaje se muestra impotente y nos revela su miseria, que es la del hombre del siglo XX. La diferencia entre Joyce y Beckett es la diferencia entre poder decirlo todo y constatar que casi nada puede en realidad ser dicho.
   
     Hay un aspecto de la biografía de Cronin que se presta, tal vez, a confusión,  me refiero a la apelación de “modernista” que aparece en el título. Dentro de la cultura anglo-sajona esta es la denominación que suele utilizarse para ubicar lo que aquí en Europa llamaríamos en general “las vanguardias”, cualquier lector español podrá aceptar que Beckett se acercó en su obra a ciertos planteamientos estéticos de vanguardia, ninguno lo podrá entender como un modernista.
   
     En cuanto a la presentación personal que Cronin consigue trasladarnos, hay que alabar la extraordinaria documentación, que consigue presentarnos al autor con unos contornos muy definidos, gracias a la cercanía de su amistad personal. Opino, no obstante, que aparecen sobredimensionadas sus raíces irlandesas. Si bien es innegable que Irlanda constituye el telón de fondo de  la obra de Beckett, creo que en la formación de su personalidad y de su estética, Irlanda representó siempre aquello de lo que Beckett siempre quiso huir, llegando a afirmar al inicio de la segunda guerra mundial que prefería París en guerra que Dublín en paz.
    
    La biografía de Cronin resulta, en cambio suculenta, cuando nos cuenta algunos de los capítulos más desconocidos de la vida personal (que no íntima) de Beckett, por ejemplo el absurdo apuñalamiento que casi acabó con él, a manos de un proxeneta por las calles de Montparnasse. O su huída a Túnez para escapar del circo mediático desatado al serle concedido el premio Nobel. De entre estos capítulos más puramente biográficos, me quedo con uno, para acabar, cuya lectura me dejó impresionado: A. Cronin visitó en 1988 a S. Beckett en Tiers Temps, la residencia municipal de ancianos en la que pasó su último año y medio de vida. Los dos irlandeses compartían una botella de Jameson que Beckett escondía en el armario de la habitación, y al hilo de la conversación Beckett le enseñó a Cronin las vistas al “jardin” desde la ventana de su habitación. El “jardin”, que se podía ver desde la cama, consistía en un solo árbol sin apenas hojas, tal vez con una sola y, si (reconoció Beckett), muy semejante al que constituye el único decorado de “Esperando a Godot”, un final adecuado para alguien que dejó escrito que: “al final hasta las palabras lo abandonan a uno y con eso está dicho todo”.

Por Fidel Tomás.
Profesor de Filosofía y escritor.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Entrevista, JAVIER PELLICER

Esta es tu primera novela y ya con una editorial como Pámies, ¿qué opinión tienes de los escritores que se quejan de lo difícil que es irrumpir en el mercado con un primer libro sin un padrino o un premio a la espalda?
-A mí nunca me ha gustado quejarme de lo difícil que es algo, porque cuanto más complicado, mayor es la satisfacción cuando lo logras. Respetando el modo de ver las cosas de los demás, yo pienso que lo mejor es trabajar y luchar por lo que uno quiere conseguir, con humildad y sin dejarse llevar por la impaciencia. Ese tema de los padrinos y los premios es un tópico que en pocas ocasiones tiene base real. La mayoría de escritores que conozco, más o menos de mi generación, han logrado publicar después de años de esfuerzo, aprendizaje y mejora. Y lo que nos queda.
La novela histórica goza de buena salud, incluso hay periodos que parecen no tocar fondo, ¿a qué crees que es debido? ¿Se cansarán los lectores de tanta Historia y volverán a emerger otros géneros siguiendo ciclos?
-La novela histórica siempre ha gustado mucho al público. De hecho, yo creo que nunca ha estado de moda realmente, siempre ha estado ahí. Podríamos hablar de grandes clásicos como Sinuhé el Egipcio, o Yo, Claudio, para darnos cuenta que el gusto por la literatura histórica no es algo novedoso. Yo pienso que está tan cimentada como la novela contemporánea, por ejemplo, y que siempre tendrá un público sólido.
El espíritu del Lince ahonda en una España (Iberia) convulsa, en confrontación, en un periodo que -pecando de ignorante del género-, creo que no se había novelado mucho. ¿Por qué elegiste este periodo en concreto?
-Se ha novelado muy poco. Ahora mismo recuerdo una novela de Arturo Gonzalo Aizpiri (El Heredero de Tartessos), ambientada en los celtíberos. Santiago Posteguillo también ha tratado más o menos la misma época (los años posteriores a mi novela), pero igualmente desde los ojos de romanos y cartagineses. Sin embargo, con los íberos como protagonistas no tengo constancia de que haya ninguna novela.
Elegí este momento histórico porque me ofrecía todos los elementos para una novela épica: una época convulsa (la invasión cartaginesa), episodios grandiosos (los asedios de Hélike y Sagunto, por ejemplo), y una sociedad poco conocida y que sin embargo es fabulosa. No olvidemos que los prolegómenos de la Segunda Guerra Púnica cambiaron el orden del mundo conocido de aquellos tiempos. Nuestro territorio, la península ibérica, pasó de ser un rinconcito en el que nadie pensaba en objeto de deseo de dos superpotencias como Cartago y Roma.
Háblanos sobre el trabajo de documentación que lleva detrás, pues aunque me consta que has publicado asiduamente en género fantástico, la novela histórica se me antoja en las antípodas de aquel.
-No tienen tanta diferencia. El realismo también es necesario en el género fantástico, y se pueden utilizar diversas técnicas y estilos propios de este para hacer novela histórica. Yo, por ejemplo, aproveché mi experiencia con la épica fantástica para dotar de esa grandiosidad a “El espíritu del lince”.
En cuanto al proceso de documentación, fue arduo y bastante largo. Hay que leer muchos artículos especializados, que no son precisamente lecturas muy amenas, escribir muchas notas, tener en cuenta un montón de variables para poder adaptar los datos con el argumento y la ficción propia de una novela. Sin embargo lo disfruté. Aprendí muchísimo, tanto que creo que no será mi última incursión en el mundo de los íberos.
¿Qué papel crees que tienen en nuestros días la promoción del escritor a través de internet, esto es, blogs, redes sociales, etc.?
-Internet es una herramienta poderosísima, y bien aprovechada puede marcar las diferencias, o al menos ser una ayuda muy potente. Nos conecta a todos con más facilidad, podemos llegar a lectores que de otro modo no sabrían de la obra. Y al revés, el lector puede descubrir una obra que le haga disfrutar y que de otro modo tal vez habría pasado desapercibida en las librerías. Por último, y no menos importante, nos permite a los autores conocer a los lectores, charlar con ellos y, en ocasiones, hacer verdaderas amistades.
También quiero saber tu opinión del libro digital frente a las ediciones en papel y, ya puestos, por qué algunas editoriales asignan precios casi parecidos siendo que los primeros no tienen el mismo coste que las ediciones tradicionales.
-Yo soy un defensor a ultranza de la convivencia del libro en papel y el ebook. Creo que son formatos complementarios, que cada uno tiene su público y que ambos tienen muchas ventajas para autor y lector. También desventajas, pero ya se sabe que nada es perfecto. Cada lector debe ser libre de elegir el formato que prefiera, y ninguna de las partes debería criticar a la otra.
El tema de los precios es espinoso, estoy al tanto. En primer lugar, no hay que culpar al autor de esos precios altos, pues no es su potestad. Y, en segundo lugar, las editoriales son empresas que invierten un dinero. Se puede estar en desacuerdo con lo que hacen, pero atacarlas con insultos por poner un precio caro no me parece muy correcto. Creo sinceramente (y espero) que poco a poco se irá resolviendo. Cuando todo esto se normalice, los precios serán más bajos. Ocurría lo mismo con los primeros DVD's, que eran muy caros. Ahora en cambio se pueden conseguir por mucho menos. Al final, es el comprador quien tiene el poder, quien debe regularizar el mercado: si la gente no compra a esos precios, los productores tendrán que bajarlo. Pero es algo que debe cambiar de modo natural y calmado, con la fuerza que tiene el consumidor, no con boicots y otras formas que no me parecen las más adecuadas. Todo llegará.
Oí decir a la escritora Alicia Giménez que los lectores de novela policíaca son bastante fieles al género y en especial al autor/a que les gusta, ¿es aplicable a los lectores de novela histórica? ¿Qué busca el lector de este género: rigor histórico, credibilidad o entretenimiento?
-Sí, los lectores de histórica son muy fieles. Y en cuanto a qué buscan, y hablando como lector de histórica que también soy, creo que buscamos un equilibrio entre todos esos aspectos. El rigor es muy importante, pero no puede, o no debe en mi opinión, sobrepasar al entretenimiento. Porque en primer lugar una novela es ficción, y lo que la ficción busca es hacer pasar un buen rato al consumidor. Es una premisa que no debe olvidarse jamás.
Una de mis preguntas clásicas tiene que ver con las lecturas del autor, y en este caso me gustaría que me hablases de tus autores de la infancia y los que te influyeron para abordar este género.
-Admiro a tantos autores que enumerarlos se haría interminable, así que destacaré solo a dos, uno nacional y otro internacional. Entre los españoles, me fascina la polivalencia de Javier Negrete, capaz de pasar de la novela de fantasía a la histórica, recorriendo por el medio con el thriller e incluso en ensayo.
Pero si un autor me ha marcado ha sido sin duda Tolkien, y su maravillosa obra de El Señor de los Anillos. Fue él quien me hizo desear ser escritor.
Si pudiéramos hacer un paralelismo entre la sociedad de El espíritu del Lince y la nuestra actual, cuál sería más allá de la amenaza del fin del mundo, y esto lo digo con cierta picardía, si me lo permites.
-Si me lo permites, más que un paralelismo, destacaría el papel de la mujer en la sociedad íbera, a las que se respetaba e incluso en algunos aspectos se la idolatraba, por ser mujer y la creadora de nueva vida. Quizás es algo que podríamos aprender de ellos, a mostrar más respeto por las mujeres.
Una frase o dos de tu novela que destacarías para aquellos lectores que estén casi a punto de ir corriendo a la librería a comprar El espíritu del Lince.
-¡Buf, qué complicado! (risas). Quizás la que remata el prólogo: “Alzo el brazo y me preparo para descargar el golpe que cambiará el curso de la Historia”. Resume un poco la épica que he pretendido imprimir a la obra, aunque también hay momentos muy intimistas.
La pregunta incómoda al final y no vale pedir comodín ni llamar a las tropas de Cartago… Un libro que no te hayas podido terminar o que te costó horrores, histórico o no.
-Es curioso, porque es la segunda vez que me hacen esta pregunta en todas las entrevistas que me han hecho. Rara vez he dejado por acabar un libro, porque soy muy selectivo. Pero hace un tiempo traté de leer “Crepúsculo” para ver a qué se debía su éxito, y con todos mis respetos (cada lector tiene sus gustos), no me atrapó nada y tuve que dejarlo. Quizás fue porque la historia no estaba hecha para mí.
Muchas gracias y mucha suerte, Javier.

Por Ginés Vera.

martes, 16 de octubre de 2012

EL PRISIONERO DEL CIELO, de Carlos Ruiz Zafón.

En menos de dos meses lo he leído dos veces. Cuando me lo regalaron y ahora para escribir la reseña. Empecé esta segunda vez a hojearlo con la idea de refrescar y volvió a atraparme.
    El Prisionero del Cielo es la tercera entrega de El cementerio de los libros olvidados. El laberíntico y fascinante espacio donde van a parar libros que buscan ese lector único y especial. ¿Quién después de haber leído La Sombra del Viento no ha soñado con ser uno de los elegidos a visitarlo? Cada una de las entregas de esta serie de Carlos Ruiz Zafón puede equipararse a ese especialísimo lugar: góticas, mágicas y singulares.
    Puestos a establecer paralelismos La sombra del viento se asemejaría al semisótano del Cementerio; con sus vueltas y revueltas, en una penumbra gris cargada de amenazas. El Juego del Ángel, segunda entrega de la serie, es sin duda el sótano: húmedo, frío, lóbrego.  El Prisionero del Cielo trepa hasta el primer piso, siempre y cuando sus ventanas den a un patio de luces para mostrarnos una Barcelona en vísperas de la navidad del cincuenta y siete. En las calles aún hay frío, miedo y pobreza atemperados por la cruda luz del paso del tiempo.
    Hay humor en sus páginas, costumbrismo y una Barcelona, personaje más de la obra, pintada en colores más suaves que en las anteriores entregas, aunque la trama nos lleve a lugares y épocas donde la maldad reina a golpes de mediocridad por las causas de siempre: fama, dinero, poder. Así un hombre con aspiraciones literarias frustradas, reconvertido en director de cárcel por su relación con un afecto al régimen  dará rienda suelta a sus peores instintos. Vuelve a aparecer Fumero, como una sombra que causa escalofríos.

    La historia comienza con un misterioso personaje relacionado con Fermín Romero de Torres que se presenta en la librería del señor Sempere. A partir de ahí, Daniel va tirando del hilo hasta descubrir, no solo la historia del pasado oculto de Fermín, si no también parte de su propia historia.
    No cuento más, si no lo habéis leído no sería de recibo destriparos el placer de descubrir sus misterios.
    Aunque el autor la presente como una obra cerrada e independiente, deja suficientes hilos sueltos y un final tan abierto que parece prometer una nueva “puerta” al cementerio de los libros olvidados.
Por May.

lunes, 15 de octubre de 2012

LO QUE SÉ DE LOS HOMBRECILLOS, de Juán José Millás.

Para ser justos me costó entrar en la esencia de esta novela que por otra parte se lee con soltura. La dificultad fue casi autoimpuesta ya que buscaba el trasfondo, el mensaje subyacente a la trama que insisto, es cercana y al punto doméstica al estilo de Millás. Será porque tengo a mi paisano por escritor de cierto humor socarrón y lenguaje medido. Lo que sé de los hombrecillos nos sumerge en la vida del protagonista contada en primera persona y su relación con unos personajillos diminutos, unos hombrecillos. La cotidianidad de este profesor de economía jubilado se verá alterada por estos hombrecillos y en un juego de reflexiones propias, del protagonista y del lector, seremos partícipes de una de las grandes preguntas que solemos formularnos a veces: ¿soportaríamos ver cumplidos todos nuestros deseos?
   Juan José Millás. Nació en Valencia en 1946, pero se trasladó a Madrid a los pocos años. A finales de los ‘60 empezó Filosofía y Letras, publicando su primera novela, "Cerbero son las sombras", en 1974 ganando el Premio Sésamo. Su obra está poblada de personajes corrientes que de repente se ven inmersos en situaciones extraordinarias, que muchas veces lindan con lo fantástico. Además del Premio Sésamo tiene en su haber entre otros: el Premio Nadal en 1990, el XII Tiflos de Periodismo y el Premio Planeta en 2007.
Por Ginés Vera.

sábado, 13 de octubre de 2012

EL MISTERIO DE BOLAÑOS, de Manel Gimeno.

En poco más de cien páginas Manel Gimeno nos golpea –casi literalmente- con esta novela ambientada en la ciudad de Valencia. Se cumple así lo que a menudo comento con otros escritores, que no hace falta escribir taytantas páginas para crear una buena historia. Y esta lo es, sin lugar a dudas. No en vano quedó finalista del premio Encina de Plata de Novela en 2011. En cuanto a la historia, transcurre como digo en Valencia, cuando el protagonista, un periodista en horas bajas decide investigar a un púgil de los ’70 de cierto éxito. Aunando a la perfección el género negro y el humorístico Manel Gimeno construye una tragicomedia divertida y trepidante salpicada de personajes secundarios tan estupendamente labrados como el propio Federico Panellets. El misterio de Bolaños surge a partir del argumento y personajes del cortometraje Palabras y Puños dirigido por el propio Manel Gimeno y Rafa Higón.
Recomiendo con deleite y convencimiento esta novela por lo divertida y lo perfectamente trabajada, una pequeña joya literaria. Recordando además que en este blog publiqué la entrevista que hice a Manel Gimeno durante la promoción de su novela.
Manel Gimeno. Dibujante y guionista, ha publicado series, álbumes de cómics y libros ilustrados para diversas editoriales españolas. También ha escrito guiones para series humorísticas, magazines y dibujos animados, además de escribir y dirigir cortometrajes y documentales premiados en festivales nacionales e internacionales. Como escritor ha ganado en dos ocasiones el premio ‘Relats a la Tardor Vila de L’Eliana’ y en 2009 el ‘Ferran Canyameres de relat policíac i de misteri del Omnium cultural de Terrasa’. Es coautor y coordinador de ‘La historia del tebeo valenciano’ y participó en el libro de relatos policiacos ‘Valencia Criminal’.
Por Ginés J. Vera.

jueves, 11 de octubre de 2012

HACERSE EL MUERTO, de Andrés Neuman.

Hay distancias cortas literarias que se nos antojan sencillas, casi espontáneas. Precisamente esta concisión, no solo en la extensión de los textos sino en el propio lenguaje empleado, hace de los cuentos cortos verdaderas exquisiteces de alta literatura. Andrés Neuman vuelve a cincelar la cotidianidad, lo absurdo, o las emociones primarias a través de estos cuentos, relatos hiperbreves e incluso dos dodecálogos para cuentistas al más puro estilo de: lo breve si bueno, dos veces bueno. Se conjugan así la ironía, el humor, la reflexión y la reflexión siempre con esa habilidad casi poética de un lenguaje propio, o al menos singular. Hacerse el muerto me ha dejado un regusto a dulce de leche y tarde entre amigos, tal vez por ello lo recomiende como ejercicio de lectura propia y compartida en especial Vidas instantáneas y Conversación en los urinarios.
   Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977). Es autor de las novelas Bariloche (Finalista del Premio Herralde y una de las revelaciones del año según El Cultural), La vida en las ventanas, Una vez Argentina y El viajero del siglo (Premio Alfaguara, Premio de la Crítica y elegida entre las novelas del año por los críticos de El País, El Mundo y los diarios holandeses NRC y Volkskrant). Es autor de los libros de cuentos El que espera (Anagrama, 2000), El último minuto (Espasa-Calpe, 2001, reeditado por Páginas de Espuma, 2007) y Alumbramiento (Páginas de Espuma, 2006). Es también autor del libro de aforismos y microensayos El equilibrista (Acantilado, 2005).
Por Ginés Vera.

miércoles, 10 de octubre de 2012

EL SONIDO DEL AGUA, de Juan Carlos Moreno.

El haiku es un poema breve de tres versos que, en palabras de Matsuo Basho: "es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento". Simplemente no significa que sea sencillo, muy al contrario, he tenido la oportunidad de que Juan Carlos me adoctrinase previamente sobre estos poemas tradicionales japoneses. Una vez en la senda de los haikus, de la esencia de una realidad captada en la inmediatez de un instante, es cuando he podido leer y apreciar los haikus contenidos en El sonido del agua.
Al estilo del propio Basho -considerado el mayor poeta de la historia de Japón y quien le confirió a los haikus su caracter distintivo-, en su obra Haiku de las cuatro estaciones, Juan Carlos nos ofrece en su libro una selección de poemas agrupados en las cuatro estaciones del año. Haikus intensos, penetrantes y con la mirada puesta en la naturaleza, al más puro estilo del haiku clásico, el original.
   Es una apuesta atrevida intuyo para el lector que se adentre con paso tímido en este tipo de poesía, pero quiero pensar que lo disfrutará, que llegará a comprender la delicadeza y la mirada de su autor en una primera lectura o en una segunda.
   Para unos y otros, los que empezáis y los que los conocéis, os recomiendo estos haikus, este El sonido del agua título extraido de uno de los que integran el libro:
paseo de la Feria
el sonido del agua
que cae de la noria.
  
    Juan Carlos Moreno Plaza nació en 1969 en Albacete (España) y es funcionario no docente de la UCLM. Empezó a escribir haiku a comienzos de 2010. Participa activamente en el foro internacional de haiku El Rincón del Haiku y ha sido distinguido en esta disciplina con premios de la Biblioteca Universitaria CLM o del Concurso Internacional de la Facultad de Derecho de Albacete entre otros.
Por Ginés Vera.

martes, 9 de octubre de 2012

NUNCA SABRÁS A QUÉ HUELE BAGDAD, de Marta Tafalla.

No mucha gente sabe lo que es la anosmia. Hasta que leí este libro tampoco lo sabía. Según una definición que he encontrado anosmia es: falta de olfato, ó Pérdida completa del olfato.
   La protagonista de esta novela Helena, sufre anosmia (como su autora) y desde esta perspectiva va descubriendo el mundo que le rodea con la inocencia propia de una niña de once años en el barrio de Badalona de los años 80. Es una novela que me enganchó como suele decirse ahora desde el principio, cosa que ya advierto, no me suele pasar a menudo. Está escrita con la fuerza narrativa precisa y además con la ternura también justa. Helena me lleva de la mano, hace que mire y sienta aunque no pueda oler. Es una historia de una aventura infantil pero también de una introspección a ver más allá de la realidad cotidiana, porque muchas veces no nos damos cuenta de la suerte que tenemos con las personas queridas, con las cosas que apreciamos o con nuestros propios sentidos hasta que los perdemos. Ahora imaginemos que no tuviéramos sentido del olfato, que jamás pudiéramos apreciar los olores maravillosos ni los desagradables, ninguno. Ahora ya podemos empezar a leer ‘Nunca sabrás a qué huele Bagdad’.
   Marta Tafalla (Barcelona, 1972) es doctora en filosofía y profesora en la UAB. Es autora del libro ‘Theodor W. Adorno. Una filosofía de la memoria’ y editora de la antología de textos ‘Los derechos de los animales’. Es también autora de la novela ‘La Biblioteca de Noé’ y puedes leer algunos de sus cuentos en su página web.
Por Ginés Vera.

lunes, 8 de octubre de 2012

FAHRENHEIT 451, de Ray Bradbury.

Inauguro con Fahrenheit 451 la sección de "Imprescindibles" de este blog.

Qué dificil hacer una buena reseña de este libro. Leerlo es sumergirse en la literatura con sabor, paladear cada frase y reflexionar cada párrafo. La historia de Guy Montag es una historia antigua y a la vez moderna y futurista. La libertad ha sido y será tema de páginas de prosa y verso. Lo es en este caso en esta novela que nos adelanta un futuro dominado por una cultura del placer y en contra del librepensamiento, pero sobre todo, en contra de los libros. El enemigo de los libros es el fuego como lo ha sido el de los hombres pues al final incluso podemos llegar a la conclusión de que, como decía  Heinrich Heine: Allí donde queman libros terminan quemándose también personas". El protagonista, Guy Montag es un bombero con conciencia, que mira más allá para descubrir la verdad en la mentira. Hay varias lecturas de esta obra, como las hay en las grandes obras de la literatura que se escriben para perdurar en el tiempo.

Leer Fahrenheit 451 en nuestros días nos va a revelar que Bradbury ya adelantó hace más de medio siglo inventos que nos parecen cotidianos, incluso se nos pondrá la piel de gallina al ver lo poco que ha cambiado la mentalidad de los que intentan oponerse a dejarse llevar por el pensamiento único. Fahrenheit 451 hay que leerlo más de una vez, solo así se nos quedarán más allá que las palabras y alguna frase, todo sea que si también eso lo vaticino el maestro Bradbury (este año nos dejó, descanse en paz), tengamos que ser parte de la biblioteca inmaterial de la humanidad. Os lo recomiendo para vosotros y para aquellos que os pidan que les recomendéis un libro de esos que una vez leidos se quedan en uno casi como el recuerdo de nuestro primer libro.

* De todas las ediciones, he elegido como imagen esta. En un guiño a la persona que me regaló este libro.

Por Ginés Vera.