lunes, 28 de julio de 2014

LOS RELATOS DE LA MESA ROJA, de Mayo Gucoray

Tres autoras, reunidas bajo la firma Mayo Gucoray, recogen en Los relatos de la mesa roja dieciséis historias llenas de fantasía e ingenio con un hilo conductor común, precisamente el elemento que da título a la obra: la mesa roja. De este modo, los personajes de estos relatos, de este universo o de otros, desfilan “sin entrelazarse” casi como leemos en uno de los relatos: ‘…esta especie de baile ha de durar algún tiempo, durante el que han de permanecer entrelazados, motivo por el cual les vemos dando vueltas alrededor de la mesa.’
Personajes como la joven y guapa sacerdotisa Ireia en ‘Atlántida’; o el artista Martín y su perplejidad ante las coincidencias que va a experimentar en ‘Sinfonía de sueños’, pasando por Manuel, quien reflexiona desde su camión sobre su rutinaria vida en ‘Dormido’ o los que componen la comitiva reunida alrededor de la mesa roja de madera para tratar un tema de vital importancia en ‘Reunión intergaláctica’.

Acaso, para una edición posterior, recomendaría una sencilla revisión orto-tipográfica que no empaña la de acercarse a estos dieciséis relatos y leerlos sentador a una mesa roja o, mejor aún, en nuestro sillón favorito, experimentando las múltiples sensaciones que Mayo Gucoray han hilvanado en esta obra.

Por Ginés J. Vera.

miércoles, 23 de julio de 2014

GONZALO GINER: «Me gusta secuestrar al lector durante el tiempo que lee la novela.»

Entrevisto a Gonzalo Giner (Madrid, 1962), veterinario y escritor, lamentando no tener más tiempo para tratar temas interesante con él, más allá de su novela. Giner debutó en 2004 con La cuarta alianza, obteniendo un gran éxito de ventas. También con su siguiente novela El sanador de caballos, su proyecto más personal, a la que siguió ‘El jinete del silencio’, en la que aborda los antecedentes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo XVI. En esta ocasión le entrevisto tras publicar Pacto de lealtad (Planeta, 2014) una novela con los perros y las personas como coprotagonistas.

¿Cómo surgió la idea de darles protagonismo en una novela a los perros, al vínculo de lealtad entre ellos y las personas?

Surgió porque tenía un poco la curiosidad de saber, había leído que tanto en la Primera Guerra Mundial y como en la Segunda Guerra Mundial habían utilizado los perros de forma masiva, sobre todo en la segunda. Tenía un poco la curiosidad por saber qué había pasado en España durante la Guerra Civil y de ahí surgió un poco como el comienzo de explicarme si formaron parte de algunas unidades armadas, si no; para qué los utilizaron…, y ahí fue un poco la excusa inicial para tratar el tema de perros y de guerra.
A mí los animales, aparte de que son los primeros destinatarios de mi profesión, siempre me producen una especie de necesidad de entenderlos mejor, y lógicamente la comunicación como no puede ser verbal, pues no te enteras, por lo que tiene que ser mediante herramientas. Yo a diario intento fijarme en muchos detalles que me expliquen cómo sienten las cosas, cómo interpretan lo que les está pasando a su alrededor, cómo relacionan en su mundo pequeño o grande, y en este sentido me he decidido por el perro porque es el animal que históricamente consiguen esto, que es que hasta en la palabra lealtad aparezca en el diccionario de la RAE como la segunda entrada definiendo la lealtad como una reacción de amor o gratitud que muestran algunos animales, como el perro y el caballo, hacia el hombre; por algo será.

¿Quién es Zoe Urgazi visto por Campeón y Campeón visto por Zoe Urgazi?

Zoe Urgazi visto por Campeón es una persona que tiene necesidades de compañía, de afecto; es una mujer que, por circunstancias que no entraré a explicar en detalles ahora, se encuentra en un momento muy sola con unos retos personales muy difíciles de llevar a cabo, y en un entorno complicado y horrible, estamos hablando de finales de la segunda República y el comienzo de la Guerra Civil. Va a ver en este perro a su compañero más leal y también al ser que la va a acompañar en la soledad que va a recorrer, y que le va aportar incluso cosas que son sorprendentes para lo que ella iba a imaginar, llevándole a caminos para alcanzar sus sueños por determinadas intervenciones indirectas que hace el perro, porque es un perro.
Campeón visto por Zoe Urgazi tiene muy claramente unos perfiles de un perro sin raza, un chucho, en esa época se llamaban milleches, un milrazas, que no tiene ninguna determinada; eso define un poco al personaje. Es un personaje superviviente, un antihéroe, que en un momento determinado se cruza en su vida con la de esta mujer, y es un perro que va a interpretar lo que está sucediendo a su alrededor, como decía antes, en un momentos complicado como fue la guerra e interpretado con sus ojos, los ojos de un perro alrededor de un conflicto tan duro como este. Va a interpretar también cosas que ella hace a su manera.

Además de la parte histórica también encontramos la parte científica en el ámbito veterinario del siglo XX.

Vamos a trasladarnos al año 34 o 35, tanto de España como de Europa, ese fue el primer momento en el que la mujer pudo acceder a poder estudiar Veterinaria. Ya no era simplemente un problema de sociedad, que no les dejaban estudiar o que estaba mal visto de que estudiaran una carrera universitaria y encima la de Veterinaria, aunque quisieran no podían. La razón era una razón física, el trabajo veterinario no era el actual, las clínicas de perros; en el año 35 o 36 solo había dos clínicas de perros en España, una en Madrid y otra en Barcelona. Por tanto, la profesión de veterinaria iba destinada al campo, trabajaban con caballos, mulas, perros o vacas. El esfuerzo físico que determinadas actuaciones exigía, el instrumental que había, un instrumental pesado, daba a entender que la mujer no iba a poder hacerlo. Hay un cambio en el plan de estudios en esa época, durante la segunda República y es el momento en el que las mujeres acceden. En España las pioneras de la profesión son unas autenticas valientes, iban en contra de todo lo establecido, de las familias en algunos casos, tenían un sueño que era como una locura. Van a querer hacer algo que estaba muy vetado y que la sociedad rechazaba. Mi personaje femenino va a coincidir con uno de estos perfiles, va a acompañar a las que fueron históricas, pude leer y conocer la biografía de cada una de ellas.
También vamos a conocer el trabajo con unidades caninas, unidades caninas de la Cruz Roja, de un lado, pero también, como nos traslademos a la Alemania nazi, veremos a técnicos trabajando con cruzamientos especiales de perros para conseguir mejoras en el comportamiento o incluso perros perfectos de raza.

Una raza aria de perros.

Hubo esa locura, parece increíble, yo no lo sabía. He podido documentarme un poco sobre personajes tan siniestros como un capitán prusiano-alemán que consiguió convencer a la cúpula nazi, que se dejaron convencer fácilmente, de que no solamente era importante la persecución en el hombre de la mitológica raza aria, sino que también en el perro, y sobre todo el pastor alemán. El pastor alemán fue el perro en que se trabajó concienzudamente para que fuera un icono más dentro de la de simbología nazi junto con la esvástica, el águila y otros muchos símbolos: el perro pastor alemán, que ellos consideraban el animal más inteligente, o el pero más inteligente, el heredero más directo del lobo, el animal que era más disciplinado, más obediente, más leal y con un punto de agresividad.

¿Con qué le gustaría que se quedasen los lectores de Pacto de lealtad tras leer su novela?

Lo fundamental, que se hayan emocionado con ella. A mí me gusta secuestrar al lector durante el tiempo que lee la novela, por eso trato de poner un ritmo muy trepidante, suceden muchas cosas, es una lectura más sencilla. Lo que pretendo fundamentalmente tras leer ‘Pacto de lealtad’ es que hayan agotado unos días en los que hayan disfrutado y se hayan emocionado, yo espero que se emocionen con muchas partes emotivas que hay en la novela.

Muchas gracias y mucha suerte, Gonzalo.


Por Ginés J. Vera.

domingo, 20 de julio de 2014

JESÚS FERRERO: «No me gusta crear narradores moralistas».

Entrevisto a Jesús Ferrero reciente ganador del VII premio Logroño de Novela por su obra 'Doctor Zibelius' (Algaida, 2014). Ferrero nació en Zamora, aunque pasó su infancia y adolescencia en el País Vasco, para luego estudiar en la Universidad de París. Considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura española contemporánea ha publicado novelas tan conocidas como 'Bélver Yin', 'La noche se llama Olalla' o la obra 'Las trece rosas', entre otras. Ha ganado diversos premios literarios como el Ciudad de Barcelona, el Azorín, el Premio Fernando Quiñones o el Anagrama de Ensayo por 'Eros y Misos'.

Esta es una novela de personajes, háblenos del doctor Zibelius y Markovi, lo real y lo especulativo.

Yo creo que toda novela tiene algo de especulación, hasta en la novela más realista todo es especulación. La imaginación funciona igual cuando tienes que describir este salón, cuando lo estás viendo, que cuando lo estas concibiendo en el lenguaje: lo tienes que reconstruir, tienes que hacer una copia más o menos naturalista, pero para hacer esa copia el motor va a ser la imaginación. Una novela como esta, en una novela conceptiva, la imaginación tiene que obrar de la misma manera.
Lo real que circula en el intertexto de esta novela es que se llevan haciendo operaciones de trasplante de cabeza, independientemente de que la gente lo sepa o no, desde los años 50, por lo tanto no estamos ante un hecho de ficción científica absoluta. Y cuando me dicen: ‘Ah, te has inspirado en Frankenstein…’ Y, no; tú te incluyes en esta tradición, tu novela encaja de esta tradición y lo aceptas, pero esto no es el doctor Frankenstein porque no me he tenido que inspirar en la literatura sino en la realidad, me he tenido que inspirar en la realidad de la  medicina pura y dura.  Es decir, que ya en la Unión Soviética se realizaron trasplantes de cabeza con relativo éxito, que en América en el año 72 el doctor White ya llevó a cabo un trasplante de cabezas en monos con relativo éxito incluso ha seguido y ha seguido. Tres escuelas, la Escuela de neurocirugía italiana, la de Méjico y la de Estados Unidos ya se están planteando  con absoluta normalidad.
Entonces eso es lo real, lo ya imaginado es concebir unos personajes, crearlos desde el principio con nombres y apellidos, con sus deseos con sus manías, que van a llevar a cabo el trasplante del cerebro. La idea ni siquiera está en la literatura, la idea es de la medicina. Y que además es una historia que dentro de la medicina ya tiene un largo recorrido, y es fantasía la parte pasional que vas creando con personajes inventados, pero haciendo ficción de algo que, como en todas mis novelas, tiene una base real.

Los temas médicos tienen algo de morboso, de atracción, si hablamos de la posibilidad de trasplante de cerebros todavía más, claro.

Lo puedes llamar morboso, el concepto de morboso es como una especie de placer un tanto inconfesable, un poco vergonzoso, pero que te atrae y las historias de médicos siempre van a tener eso. Yo cuando era niño uno de los juegos que solía proponer con niñas era jugar a médicos y enfermeras. Luego parecia que ya solo con ello con mencionar lo de jugar a médicos y a enfermeras se creaba un contexto erótico muy interesante.
 El médico ha sido un personaje muy importante en la historia de la literatura realizando siempre un papel muy diferente en cada género. Por ejemplo, en la novela romántica es un caballero, tiene dinero, puede ser incluso de Gijón o de Madrid, pero siempre es un caballero. En la novela negra ya tiene un papel más ambiguo. En la novela fantástica es un malvado terrible e iluminado que busca gobernar el mundo, incluso. Era importante salirse de todos estos tópicos, dibujar un doctor especialmente malvado, que puede ser ambicioso pero no lo oculta. ¿Por qué tiene que ser castigado?
 Nuestra moralidad que entra de lleno en la literatura siempre castiga al artista, al médico, a los científicos que quieren imitar a dios. Si para cualquier religión dios es el elemento creador primero, el gran arquitecto, imitarlo es lo peor que podemos hacer, es decir convertirnos en creadores. Y en un sentido yo no voy a castigar al creador independientemente de que se mueve en la medicina o en el terreno de la fe. 
 No me gusta crear narradores moralistas que le van indicando al lector una determinada ética. No, yo te cuento una historia, yo no te voy a explicar nada, yo te lo voy a mostrar. La novela no juzga, muestra. No lo castigo, es un hombre amable y divertido, tiene una peculiaridad: que es asexual; pero atención, en la novela explica por qué razón es asexual y sublima toda la energía de la sexualidad en su labor creativa médica, por eso su vida está como llena de sexualidad sin que practique el sexo directamente porque esta sexualidad latente se convierte en potencia creadora y en potencia seductora también. Pero luego aparecen otras personas que son plenamente sexuales, es una novela en la que aparecen todos los rasgos de la sexualidad, desde la más normalita a otros que la viven aparentemente ajenos a ese mundo. Todo esto ¿para qué?, para crear matices con los personajes y también para desmarcarme.

¿Hay todavía cierta información confidencial clasificada sobre los experimentos del doctor Zibelius en Madrid?

Es un juego literario que hago. Es una metáfora, quería que fuese como una metáfora de algo muy evidente. De lo que ocurre en Medicina, en Física, en Astrofísica… nos enteramos como mucho en un uno por ciento, todo es como información secreta; nos enteramos de las cosas de repente y hasta el sexo en nuestro código personal no deja de ser una información secreta, pero ahí lo veo evidente.

Muchas gracias y mucha suerte, Jesús.

Por Ginés J. Vera.

domingo, 13 de julio de 2014

JUAN JOSÉ GÓMEZ CADENAS: «Lo que quiero recuperar aquí para los jóvenes básicamente es a Julio Verne».

Quedo en una cafetería del centro de Valencia para entrevistar a Juan José Gómez Cadenas al hilo de la publicación de su novela ‘Spartana’. Nacido en Cartagena (Murcia), Gómez Cadenas estudió Ciencias Físicas en la Universidad de Valencia (en el mismo campus universitario que este que le entrevista) completando su formación en Estados Unidos. Trabajó durante ocho años en el CERN. Catedrático excedente de Física Atómica y Nuclear, es profesor de Investigación del CSIC y director del grupo de Física de Neutrinos del Instituto de Física Corpuscular de Valencia. Es autor entre otros del thriller científico Materia Extraña y del libro de divulgación ‘El ecologista nuclear’.

Spartana es una historia futurista a partir de un ejercicio de prospección política, económica, social y tecnológica, tengo entendido.

Sí, básicamente se hace como un ejercicio de prospecciones, y al final se produce porque tienes la formación que te permiten interpretarlo y entenderlo. Bueno cojo todos estos elementos que te inquietan como ciudadano y quiero proyectarlos, quiero proyectarlo a sesenta años. ¿Por qué a sesenta años?, porque quiero que sea lo suficiente cercano para que tenga sentido, si lo hubiera hecho a mil años no hubiera sabido de que estaba hablando. Esta extrapolación, esta proyección, nos lleva a reflexionar sobre el mundo en el que estamos ahora, que es el objetivo final de todas las distopías

Háblenos de Vega Stark y la historia de amor de Spartana más allá de la reflexión sobre las consecuencias de la crisis energética y la sociedad futurista de 2060.

Me gusta mucho que me hagas esta pregunta porque muchas de las preguntas de estos días se centran o llaman la atención en la distopía, y lo que a mí me gusta es la historia de Vega Stark. Ella es una muchacha que yo creo que representa todo lo bueno que yo veo en los jóvenes de hoy en día. La novela se podría decir que es pesimista pero no es pesimista, sino optimista porque la protagonista es una joven que quiere cambiar ella y cambiar el mundo. En realidad no está muy empeñada en cambiar el mundo. Vega es un personaje lleno de fuerza, de energía, de inocencia, de generosidad interna y sobre todo muy valerosa. Esto una cosa que me gustó mucho: meterme en su piel, observarla desde dentro y desde fuera. Ella es una superatleta enorme, gigantesca, es como un ave rara, como una chica feucha, hasta cierto punto acomplejada, tiene la cara marcada; yo la veo con los ojos de fuera y veo su belleza interna y externa. Es una historia de amor que para mí fue muy enriquecedora en el sentido que es una historia de amor que surge del encuentro del contrario, detrás de la historia de superatletas hay todo un misterio oculto, y ellos se reconocen como iguales mucho antes de saber que lo son, este choque –que es casi un choque de trenes con Andrei– genera un amor inmediato. Una historia que me ha atraído muchísimo es Romeo y Julieta por la belleza y la pureza del amor instantáneo de la primera juventud, ellos se ven de alguna manera así.

Decía lo de la inocencia por el tema de los perros.

El tema de los perros es otra de las líneas de la novela. He sufrido mucho con ellos. Una experiencia terrible de mi vida que recuerdo fue en mi infancia cuando unos críos mataron a pedradas a mi perro. Precisamente a partir de esa crueldad caí en la cuenta que una manera de reflejar la crueldad de la sociedad era a través de los perros. Si llego a reflejar a jóvenes que matan a jóvenes por hambre ¿quien se cree eso?, ¿quien se cree que realmente en el 2060 pondríamos a los jóvenes a pelearse unos contra otros a muerte? Son distopías extremas… En cambio una masacre con perros sí que se cree, sí que refleja esta crueldad.

¿Qué le diría a los potenciales lectores de Spartana que vayan a compararla con otra novela distópica tras la estela de las exitosas Los juegos del hambre o Divergente?

Yo creo que para empezar Spartana ni es ‘Divergente’ ni es ‘Los Juegos del hambre’ en el sentido de que no creo que ni la una ni otra sean distopías, son falsas distopías; los mundos que crean son clichés, son decorados, y por lo tanto, increíbles. En cambio esta novela no es un cuento de hadas, tiene bastante sustancia, se aprende bastante del mundo leyéndola, y la parte de la aventura es grande, es intensa. De alguna manera he intentado que sea más amplia de lo que es ‘Los juegos del hambre o ‘Divergente’, las conozco bien porque tengo hijos jóvenes. Los escenarios son básicamente decorados, son mundos bastante falsos, se convierten a veces en un teatrillo. Aquí la aventura te lleva desde Eurosur a Siberia y finalmente hasta Alberta. Lo que quiero recuperar aquí para los jóvenes básicamente es a Julio Verne. Yo leía a Julio Verne y me lo pase como un animal básicamente porque Julio Verne te daba aventuras a capazos, te llevaba de acá para allá, te enseñaba gente, y yo lo que quiero es recuperar para los jóvenes toda esa gran aventura y un mundo mucho más complicado que el de esas otras novelitas.

Como científico mi siguiente pregunta es ¿qué podemos hacer para que esta novela se quede en ficción y el mundo sea otro, a ser posible mejor, dentro de cincuenta años?

Muy obvio, realmente en la novela se da el combate entre dos personalidades mías: el humanista y el científico. El humanista es pesimista; es pesimista porque no tiene una fe enorme en la Humanidad. El científico en cambio es optimista porque tiende a creer que la ciencia y la tecnología lo puede aliviar. El cruce tiende a resultar un poco optimista. Yo creo que la palabra clave, la que puede resumirlo todo, es la palabra que busca Vega en toda la novela: E-DU-CA-CIÓN.

Muchas gracias y mucha suerte, Juan José.


Por Ginés J. Vera.
Foto: http://www.gomezcadenas.com/autor.html

lunes, 7 de julio de 2014

LORENZO SILVA: «Mis personajes no se ríen de la desgracia ajena, se ríen muchas veces de su propia desgracia».

Entrevisté recientemente en el hotel de costumbre para estas lides al escritor Lorenzo Silva. Precisamente le conocí en este mismo hotel con motivo de la rueda de prensa a los medios tras la concesión de los premios Planeta en 2012. Silva acaba de publicar Los cuerpos extraños (Destino, 2014), continuación de la exitosa serie policíaca iniciada con El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico 1998), y en la que los investigadores Bevilacqua y Chamorro se enfrentan a un nuevo caso en las costas levantinas. Silva ha escrito libros de relatos y ensayos y, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), Carta Blanca (Premio Primavera 2004), El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000) o La marca del meridiano (Premio Planeta 2012).

¿Otra novela de Bevilaqua y Chamorro?, el propio Vila se queja en la novela de que la edad no perdona.

Si, porque no te quepa ninguna duda de que si un día los siento agotados lo cortaré yo, porque lo he hecho. Lo he hecho incluso en cosas que iban bien. Soy autor de una trilogía de novela  juvenil de la que se vendieron un montón de ejemplares;, eran tres libros, que era mi idea, y que era lo que daba de si esta historia. Los lectores me dijeron: ¿por qué no haces más? Y es que esto no da más de sí, ¿para qué voy a poner pegotes y postizos? Era una trilogía de tres chicas en su adolescencia que empezaron a los catorces años hasta los diecisiete, así que llegó al final y punto.
Sin embargo esta gente tiene camino por delante; Vila tiene trabajo, este país le da clientela permanente y variedad. No vamos a frivolizar pero en cuanto a homicidios y demás piensa en los últimos seis homicidios relevantes que han saltado a las noticias y cada historia es más tremenda y más espectacular. Aquí materia prima no falta. Si ellos fueran de antidisturbios, y sobre todo como están las manifestaciones últimamente, se tendrían que jubilar.

Menudo guiño.

No hombre, ahora mismo te pueden abrir la cabeza con un adoquín si no están en muy buena forma, Bevilaqua tiene cincuenta tacos. A lo mejor ya se tendría que jubilar, pero para lo que él hace que es un trabajo intelectual.

Ahora lo que tendría que hacer es abdicar.

Si estuviera en antidisturbios tendría que abdicar.

‘Con el tiempo los lugares se confunden’, dice Vila; esta novela transcurre en la Comunidad Valenciana, no sé si tocaba, pero por su argumento podría haber sucedido en cualquier otro lugar de nuestra costa levantina.

Hace mucho tiempo que me apetecía hacer algo en Valencia, esta novela hace siete años que la tengo en la cabeza. Se me encendió la bombilla por un asesinato que hubo aquí, en Alicante, que no intento contar en esta novela, por cierto, sencillamente tiene algo en común con aquel caso. Aquel fue un alcalde que por los métodos parecía obra del crimen organizado y en esta novela asesinan a una alcaldesa y lo que hay detrás es crimen organizado también, pero cuando me tocó esta historia dije: pues esta es la historia que voy a poner en Valencia. ¿Quiere decir que solo podía haber ocurrido en Valencia, como algún malvado por el twiter ha sugerido?, pues no. Desgraciadamente todo el arco mediterráneo desde Port Bou a Algeciras habría valido perfectamente. Incluso hay cosas que no están en el arco mediterráneo, porque el problema es otro, el problema es una legislación estatal común a Valencia y en todo el Estado donde se ha sido muy tibio y muy laxo con determinadas cosas que tenían que ver por un lado con la financiación de los partidos y por otro con la panacea desde hace treinta años que fue del ladrillo y que le ha dejado mucho campo abierto a gente muy complicada y ¿dónde han preferido venir a blanquear y a enredar esta gente?, a donde hay sol, donde hay mar, donde hay terreno. Esta ha sido la desgracia que ha tenido no solo Valencia sino el arco mediterráneo.

Háblenos de la ironía como elemento en sus novelas para moderar o rebajar el tono dramático de los hechos que se cuentan.

Ten en cuenta que yo siempre empiezo con una tragedia de la leche, total. Yo es que además creo firmemente que cuando muere una persona se acaba un mundo;  el mundo de esa persona no solo era el mundo para ella, sino que el mundo visto por esa persona era parte una imagen del mundo; con cada persona desaparece un mundo, es una tragedia inmensa. Y si esa persona sobre todo si es joven podía haberlo compartido, incluso si tuviera puntos oscuros tendría algo valioso que podía haberlo compartido. Es una tragedia; cuando has tenido la experiencia de que se te ha ido alguien importante te das cuenta de que la pérdida es inmensa. Cuando pierdes a alguien a quien conoces, de que eres verdaderamente consciente de que es alguien importante para ti, no hay mayor tragedia posible. A partir de ahí ¿qué hacemos?, a partir de ahí hay que seguir viviendo y uno de los pocos recursos que sirven para soportar la tragedia es precisamente el humor, es la ironía, es el distanciamiento, es el digamos zafarnos de nuestra condición mortal. Eso lo decía Kierkegaard, aunque suene un poco pedante, que la risa es el atributo de los dioses, en lo único en lo que podemos asemejarnos a los dioses es en lo que somos capaces de reinos en nuestro propios  infortunios, no en lo de los otros. También eso lo procuro respetar, mis personajes no se ríen de la desgracia ajena, se ríen muchas veces de su propia desgracia o se ríen de cómo la risa ajena  se acaba convirtiendo en su propio problema que les supera y a veces les desborda.
Es una forma de sobrevivir. Bueno, hay un capitulo muy llamativo de Moby Dick que se llama ‘La hiena’ y que habla del humor. Al final todas las tragedias son una broma a nuestra costa. La hiena es el único animal que se ríe a parte del hombre, pero claro, la hiena no se ríe, hace un ruido que parece una risa; el único animal que se ríe es el hombre porque ningún otro animal tiene ni la necesidad ni la capacidad de reírse, porque ningún otro animal es consciente de su propia desaparición.

Uno de los valores que veo bien reflejados en esta novela es el de la familia.

Bevilaqua tiene una familia un poco rara, es un hombre divorciado pero que ha mantenido un objetivo primero en la vida que es su vínculo con su hijo y ejercer la paternidad. No ha conocido apenas a su padre, ha querido mantener con su hijo lo que a él le ha quitado y lo que a él se le ha negado y la novela empieza celebrando el cumpleaños de su madre, lo que digamos seria su anclaje. La familia, en su mayoría, en el fondo son disfuncionales; en el fondo, la familia a veces son tu peor pesadilla, pero también es verdad que la familia en aquello que funciona es uno de nuestros granes asideros, y yo creo que una de las aspiraciones más nobles y más dignas y más inteligentes de un ser humano es crear una familia que sea una buena familia.

Los lectores de esta entrevista verán que su novela es parte de una saga, pienso en los lectores potenciales y me gustaría saber si a la hora de escribir piensa en esos nuevos lectores y en los ya devotos.

Es un equilibrio curioso, porque claro los personajes ya están ahí, tienen una identidad, yo no los puedo traicionar, no puedo hacer tonterías con ellos; pero tampoco los puedo dejar clavados ni en el tiempo ni en el espacio ni en su evolución como personajes. Yo procuro en cada novela que los personajes vayan dando pasos no sé si hacia delante, que vayan evolucionando en algún sentido. Hay un sentido en el que siempre han evolucionado: han envejecido. Envejecer es deteriorarse, pero también madurar, envejecer es perder fuerzas, pero también ganar recursos; a mí eso me interesa mucho, creo que esa fue decisión inteligente, una decisión afortunada, una feliz decisión que tuve al principio que fue no congelarlos en el tiempo y que la variable temporal fuera moviendo de novela a novela, eso a mí me permite situar a Bevilaqua cumpliendo medio siglo y a Chamarro arrimarse a la cuarentena. La psicología lees da valor, estos momentos son importantes; las personas revisan un poco quienes  son, y aquí incluso Chamorro vive una pequeña crisis que es algo que no le había pasado jamás, es una tipa muy de una pieza. Luego, cada caso es diferente y los enfrenta a una fauna distinta, en este caso los enfrenta a esa fauna política que ellos miran como seres ajenos, como seres extraños; a fin de cuentas  ellos aparte de guardia civiles son ciudadanos y participan un poco de esta sensación que tiene el ciudadano español de que los políticos son, parafraseando a la película de Amenábar, ‘los otros’. Bueno, se lo han ganado a pulso, nos han hecho ver que son ‘los otros’, por muchas razones: por un lenguaje que a veces no entendemos, porque se complacen en no responder las preguntas que se les hace, porque mientras la gente normal desfila para el INEM de cien mil en cien mil ellos siguen manteniendo sus cosas, sus sueldos, sus historias…, se han empeñando en ser los otros; yo no lo digo de forma peyorativo, creo que es algo que percibe la ciudadanía y que tiene que ver con errores que se han cometido desde la clase política y que me gustaría que algún día, más pronto que tarde, empezaran a enmendar para el bien de todos.

Algún consejo para los que queramos escribir novela negra, para los que queramos dedicarnos a ser detectives en la ficción.

El único consejo que puedo dar si no has publicado es el único que se le puede dar a cualquier escritor, es el más difícil y es donde está la clave y al menos es donde me he encontrado los hallazgos: intentar ser original. Incluso aunque parezca que tu forma de ser original es insostenible, inverosímil, inconveniente, a mi eso es lo que me funcionó., yo elegí guardias civiles que era lo último que nadie hubiera elegido en el ‘94 para protagonizar novelas, y yo creo que ahí está bastante de la clave de la fortuna, en elegir ser original contra muchos inconvenientes que había para esa forma de originalidad.

Muchas gracias y mucha suerte, Lorenzo.


Por Ginés J. Vera.