lunes, 2 de marzo de 2015

REYES CALDERÓN: «Ha habido interpretadores de sueños, no es que lo haya inventado un médium, está en la Biblia».

Entrevisto a la escritora y profesora de la Universidad de Navarra, Reyes Calderón, al acercarse estos días por Valencia promocionando su novena novela. En ‘La puerta del cielo’ convergen varios temas de los que han preocupado a la humanidad hace tiempo. Una libreta Moleskine y dos desapariciones la del astrofísico Lalo Múgica (junto a su ayudante americana) y otra en la época de Pilatos y Jesucristo con veinte siglos de separación dan las claves de esta novela por la que le pregunto a Reyes Calderón hablando, nunca mejor dicho, de lo humano y lo divino.

En la novela se trata mucho de ciencia, no solo de espiritualidad y de religión.

Yo creo que queda en esa nebulosa que se alimenta de la ciencia hasta donde la ciencia llega y donde ya no pude llegar más y no explica mas, y donde la religión tampoco llega porque te dicen que a partir de aquí es cuestión de fe, queda en esa nebulosa en la que ya queda para que cada cual interprete.

Gerardo Vilela es un modesto profesor de secundaria que viene a trabajar a Madrid desde Lugo, con una beca. Ya digo, un protagonista humilde.

Empieza con una beca, el que ha vivido con una beca y en Madrid ya sabe lo que es eso. Yo creo que los grandes sujetos no se cifran por sus becas, por sus trabajos.

Por ascendencia y por filosofía de pensamiento me ha sorprendido el personaje del padre Koldo Otxotorena. Comparte con el profesor Mújica además del golf la universidad de Harvard.

Harvard da para mucho, en general. En esta novela refleja la cuna del saber, pero también refleja que por pasar por Harvard no se llega siempre al mismo sitio y eso es evidente a los dos. Más que una puerta es una ventana.
Si en lo del personaje te refieres a que es coreano y se llama Koldo yo me lo he encontrado, lo he tomado de la realidad, cuando escuché a un tipo de ojos rasgado hablando euskera como los ángeles me quedé… El euskera tiene algunas frases muy interesantes, una sale en ‘Ocho apellidos vascos’ y es que no dicen ‘tú y yo’, dicen ‘tú y nosotros’; a la gente le despista mucho porque no saben quién es la tercera persona, dicen ‘tú y nosotros’.

Veo que Ruth Kaufmann, al parecer, se interesó mucho por el pasaje en el que Jesús, tras regresar del más allá, pide comer (Lucas 24,36); creyó encontrar en este pasaje la clave del cielo, la puerta.

Si hay alguien que está vivo y con cuerpo allá, que lo puedo reconocer, quiere decir que tiene que ser un sitio físico, esa es la premisa; el cuerpo ocupa, necesita un espacio, no necesariamente un tiempo, y ella lo que está buscando es ese espacio.
Para comer hay que coger, hay que cogerlo con la mano, no puedes comer si eres un espíritu.

Ya puestos, ¿qué le dieron de comer a Jesús?

No lo sé, pero conociendo a las mujeres seguro que Marta y María sabían qué le gustaba, y cuando venia pues le pondrían uvas pasas, deberían gustarle bastante por aquella época.

‘Cuanto más atea es una sociedad más prolifera el esoterismo’. Siendo España un país tan aconfesional esto da que pensar.

Si, esa es una de nuestras curiosidades, somos agnósticos. Cuanto más agnósticos o más ateos somos, mas prolifera. En Roma hay más adivinos, espiritistas y echadores de cartas que curas, censados. Te puedes imaginar el número. Es una industria que mueve millones.

Precisamente Ruth entra por casualidad en la consulta de un médium de los que pueden leer la mente y ver el pasado y parte del futuro, quizá sea la parte menos creíble de esta novela, aunque he de preguntarle si cree verdaderamente en personas con capacidades supranormales.

Yo sí. Yo creo que hay gente con mucha intuición, no sé cuanto más allá, pero que ven las cosas antes que otros sí, yo lo he comprobado. Sé que hay gente que las tiene. En la Biblia José adivinaba los sueños, las vacas gordas y las vacas flacas y el emperador de Egipto, el faraón, le hace caso. Yo creo que todos hemos conocido a alguien que tiene un poco mas de intuición. Y ¿por qué no?
Yo he conocido a gente, yo lo llamo intuición, que es capaz de interpretar como dice la Biblia: los signos de los tiempos. A mí me parece que es un don y como un don que es lo recibes cuando te toca, no haces nada para tenerlo. Yo creo que nos hemos dado demasiadas vueltas de tuerca, los cristianos no creemos en espíritus, toda la vida hemos tenido un ángel de la guarda, que es un ángel más que un espíritu. En la Biblia ha habido interpretadores de sueños, gente a la que le han mandado un ángel a advertir y ahora nos suena como a chino, pero eso está en la biblia, no es que lo haya inventado un médium, está en la Biblia.

¿Quiere que con ‘La puerta del cielo’ los lectores reflexionemos sobre los grandes temas, la vida y la muerte, la ciencia y la religión…?

Yo quiero que los lectores se lo pasen bomba leyéndola. Lo de reflexionar es opcional.

Muchas gracias y mucha suerte, Reyes.

Por Ginés J. Vera.

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