lunes, 30 de noviembre de 2015

ENFERMERA SATURADA: «Lo que Héctor directamente no contaría o se lo pensaría lo cuenta Saturnina Gallardo.»



Me permito esta semana una entrevista desenfadada ante tanta entrevista seria o, como poco, formal. Me la concede Satu, también conocida por Saturnina Gallardo o Enfermera Saturada en las redes sociales en las que ha triunfado. No en vano este es el segundo libro de anécdotas, llenémosle así, tras ‘La vida es suero’. Hubo muchas risas y respuestas que, para no hacer excesivamente desenfadad esta entrevista, se quedaron en el tintero. La primera cuestión, la de romper el hielo, va con dedicatoria a un colega. He aquí la entrevista tras leer y entrevistar al autor de ‘El tiempo entre suturas’ (Plaza Janes, 2015).

Me he leído el libro y no me he reído, ¿estoy enfermo?
 La que está enferma es la sanidad, será eso o que, a lo mejor, conoces de primera mano la sanidad y ves lo enferma que está.
  
El prólogo corre a cargo de Luis Piedrahita, ¿es porque fue paciente suyo o porque le obligó la supervisora? (quienes lean el libro sabrán de este guiño)
 Podría haber sido paciente porque él es gallego también, como yo, coincidimos mucho, pero no, no; la verdad es que nos conocemos desde hace tiempo y cuando le comenté que estaba haciendo el segundo libro fue él el que se ofreció. Y yo encantado de que me haga el prólogo, que le da mucho más empaque al libro y para mi es todo un referente en esto del humor, me dije, encantado.

Si hay que pinchar a un prematuro, hay que buscar dos venas: una para romperla y otra para pincharla. Un poco drástico, ¿no?
 Eso suena muy duro, sí. Claro, pero es realmente al final uno, cuando va a pinchar a un prematuro, siempre busca dos venas porque realmente son venas muy finas y la probabilidad de que se rompa es muy alta, entonces ,si uno busca dos venas pincha más tranquilo que si solo hay uno que pincha con más presión.

Me ha gustado eso de la nariz de Belén Esteban antes de que se comiera el pollo.
 Hay un antes y un después de ‘Andrea, cómete el pollo’…, Sí que hay un antes de ella como personaje y como persona, desde luego, pero bueno, Belén Esteban daría para un libro entero, de hecho ella escribió uno entero con prólogo de Boris Izaguirre. Un personaje curioso, desde luego.

El hecho de que aparezca en el libro, así como otros ‘famosos’, estos cameos reconocibles ¿son para apoyarse en ellos?
 Sí, es un poco para meter ahí el tono de gag humorístico, al fin y al cabo, y para que la gente al momento se reconozca en los personajes, creo que son todos conocidos por todos, pero bueno, sin ánimo de ofender, desde luego.

Por lo menos al pollo.
 Por lo menos al pollo.

Si eres una enfermera volante ¿con el tiempo desarrollas un sentido del humor negro e irónico y acabas por contar tu vida en un par de libros?
 Pues es una de las opciones, yo siempre digo que Satu, a través de que cuento las cosas, tiene un poco de historia personal y un poco del resto de enfermeras que me voy cruzando; sí, desarrollas un sentido del humor con el que sobrevives en el hospital.

¿Qué pensaría Florence Nightingale de este libro si lo leyese?
 Ah, pues si lo leyera la verdad es que diría algo así como ‘buenos días, Nightingale’, que es lo que pongo yo siempre en las redes sociales, espero por lo menos que se riera, que pegara una buena carcajada. Los ingleses... su humor es un poco de humor negro, tira hacia el humor negro, pero debe ser que como los gallegos estamos más cerca del frio, tiramos un poco más hacia allá. Espero que sí, que se lo pasara bien. Igual se le caía la cofia y todo de la risa.

El cuerpo humano ¿está mal organizado, viene incompleto, le faltan llaves de tres vías?
 Le faltan llaves de tres vías que uno pueda girar a su antojo y que uno pueda decidir cuándo hace unas cosas o cuándo hacer otras. Las llaves de tres vías para eso son muy cómodas, el problema es que se pierdan los taponcillos, por lo que en el cuerpo humano también se perderían los taponcillos, no sé si se pierden porque ahora hay una moda de guardar los tapones de plástico para todo, ahí hay una relación.

Daria para otro libro… ¿Y dónde se pondrían?
 Yo las pondría en determinados momentos, como digo, para reabrir un paso, cerrar el paso.

Pero fisiológicamente ¿dónde se pondrían?
 Se sustituirían por esfínteres, es mucho más práctico, además, en caso de deterioro del esfínter se sustituirían por llaves y listo. No habría problemas de pérdidas de orina.

A lo anuncio de Concha Velasco, claro, claro… Los celadores dan para un capítulo aparte, leo, ¿quizá para el siguiente libro?
 Quizás sí, porque son un grupo hospitalario, un colectivo hospitalario que da para mucho.

Y los farmacéuticos.
 Y los farmacéuticos, van a tener uno, el tercero, porque están ahí, en el hospital, aunque la gente no los vea están en el hospital.

Es como Teruel, que existe… Tres cosas que se pierden en el discurrir de los tiempos: los bolígrafos, los volantes de rayos y los tapones de las llaves de tres vías.
 Si, y todos viven en un mundo que paralelo como puede ser, por ejemplo, el mundo del personal de mantenimiento de los hospitales, que también se lleva aparatos que no funcionan y nunca vuelven, ¿dónde van esos aparatos que no funcionan? Al mundo paralelo.

Ya solo queda la pregunta incómoda o no, ¿quién es Saturnina Gallardo y quién Héctor Castiñeira?
 Saturnina Gallardo es el personaje que utilizo muchas veces para contar lo que Héctor no contaría. Lo que Héctor directamente no contaría o se lo pensaría lo cuenta saturnina Gallardo.

Muchas gracias y mucha suerte, Satu.

Por Ginés J. Vera.

jueves, 26 de noviembre de 2015

BE REAL, NOT PERFECT de Miriam Albero



A estas alturas creo que a pocos pueda sorprender si digo que me gustan los libros ‘saludables’. Me guste leer libros que promuevan una vida sana y una actitud positiva. Por eso me llamó la atención el libro ‘Be real not perfect’ de Miriam Albero. 

   Sin duda lo considero un libro ‘saludable’ porque en sus páginas he encontrado consejos e ideas saludables, que suscitan un estilo de vida sana y, perdón por insistir, saludable. El libro se divide en varias partes, ricamente ilustradas, en las que la autora narra desde su experiencia iluminando esos aspectos que ella considera más importantes para una vida activa. Anima así al lector a descubrir una mejor versión de nosotros mismos, nada de la búsqueda de la perfección, sino de la realidad de cada uno (de ahí el título) o, en todo caso, un tipo de perfección relativa según el momento en el que vivamos. Podemos así encontrar a modo de triángulo saludable aquel que tiene como vértices: la actitud, la actividad y la alimentación. 

   La parte de la actitud nos activará la mente, estoy seguro, pues encontramos ideas motivadoras, ventajas de una actitud positiva y la importancia del esfuerzo y de descubrir qué hay más allá de nuestra zona de confort.

   También actividad desde los consejos a la hora del entrenamiento, o para quienes quieren practicar el triatlón, el ciclismo o el yoga, las ventajas y cómo empezar para no abandonar antes de tiempo.
Especialmente delicioso es el apartado dedicado a la alimentación, pues Albero nos da buenos consejos tanto sobre la importancia misma de una rica y variada alimentación, sobre todo vegana, como recetas prácticas y sencillas para elaborar smoothies, snacks o ensaladas.
Toda una filosofía de vida dentro del objetivo bienestar que la autora ha contagiado ya con gran éxito a través de las redes sociales.  

   Miriam Albero es graduada en Magisterio y estudiante de Psicología, le encanta hacer deporte, según afirma. «Llevo cinco años sin comer carne –afirma–. Practico triatlón. Cocinar me relaja. La fotografía como primer arte. Cuido lo que como porque respeto mi cuerpo y vivo en él. Compartir enriquece. Comunicar me fascina. El movimiento es vida. Creo que el ser humano es bueno por naturaleza. Prefiero mar y montaña, la ciudad me da dolor de cabeza. Si puede ser ecológico, mejor. La salud es un compromiso con las ganas de vivir. El entusiasmo es un estilo de vida. A veces pinto. Cada día cuenta. Las sonrisas: una terapia»

Be real, not perfect. Miriam Albero.
Editorial Planeta. 2015.
ISBN: 978-84-08-14472-4

lunes, 23 de noviembre de 2015

LUIS DEL VAL: «Cuando escribo una novela lo hago porque tengo una necesidad de contar una historia, no pienso en los lectores».



Esta semana traigo al blog la entrevista que le hice recientemente al escritor zaragozano Luis del Val Velilla (Zaragoza, 1944). Tuve la oportunidad de conocerlo en la gala de entrega del I Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego, en la que departí con él entre vino y anécdotas sobre el fabulista Samaniego. Nuevamente, esta vez en Valencia, repetimos complicidad hasta el punto de emocionarnos con temas personales que quedarán entre él y yo. Confío en que quienes lean esta entrevista no piensen que solo hablamos de futbol y de mujeres más que de su novela. Para quienes no le conozcan, decir que Luis del Val ha compaginado su labor como periodista y escritor.
   Ya desde muy joven se decantó por el periodismo y su trayectoria profesional ha estado estrechamente vinculada al mundo de la radio y por la que ha recibido varios galardones como el Micrófono de Oro de la Asociación de Profesionales de Radio y Televisión o el Premio Ondas en 1990 y 2002. En lo literario, destacar el Premio Café Gijón de Novela en 1988 con ‘Buenos días, señor ministro’, el Premio Ateneo de Sevilla de Novela con ‘Las amigas imperfectas’ en 2003, o el Premio Logroño de Novela 2012 con ‘Reunión de amigas’.


Coméntenos esa frase suya que he leído de que las mujeres son más interesantes desde el punto de vista literario.

Sí, porque son más complejas; el hombre es una persona que se proyecta hacia el exterior y la mujer es un ser que se proyecta hacia el exterior y hacia el interior y es mucho más previsible. Yo, cuando hablo con mi hija que pertenece a la otra generación y nos queremos mucho, y además es editora y tenemos el mismo oficio, hablo con ella una media de 4 o 5 minutos, cuando habla con mi mujer están entre 17 y 20 minutos, ¿por qué? Porque tienen una visión mucho más compleja y más rica de la realidad, nosotros vamos a lo nuestro, esto, lo otro…, en cambio las mujeres descienden al detalle, y en el detalle y en los matices está a veces la vida que a los hombres nos pasa inadvertida.
Parece que no te he convencido.

Sí, sí, estaba pensando en las conversaciones que tengo con hombres y mujeres.

En eso que llamamos relaciones amorosas, el macho es un macho que ancestralmente es un macho polinizador, que es el macho polinizador tiene como mandato de la especia polinizar cuantas más hembras mejor, de ahí vienen esos líos del adulterio, nos hemos vuelto monógamos hace poco, durante cientos de miles de años el macho ha sido polinizador, de cualquier hembra que se pusiera a su disposición porque así venía bien para la reproducción de la especie. La mujer, en cambio, es monógama, mucho más monógama, es la que cuida a la especia, es la que se preocupa. ¿Cómo te diría yo? Si en una final de copa Valencia-Barcelona o Valencia-Real Madrid los hombres estuvieran en toda Valencia y en toda Barcelona o en todo Madrid bañando a los niños y hubiese un penalti el porcentaje de niños ahogados seria fastuoso porque irían a ver la repetición de la jugada, protestarían o no del árbitro, se desgañitarían delante del televisor y los niños se ahogarían en la bañera.

Y perderíamos una generación.

Perderíamos una generación; es decir, las mujeres sí que están capacitadas para ver la televisión, cuidar al niño, atender al teléfono, incluso darle la vuelta a la tortilla de patatas porque tienen una mente mucho más poliédrica que la nuestra. En las relaciones sentimentales, el hombre tiene el objetivo de polinizar y la mujer quiere más cosas, quiere cenar, quiere bailar, quiere conversar, quiere hablar, quiere estar. Entonces, el chico está impaciente: a ver si acabamos de cenar, a ver si terminamos de bailar, a ver cuándo nos vamos para polinizar, y este es un elemento que en los chicos y las chicas a veces los queremos olvidar, pero está ahí y existe, y de ahí la riqueza también de las relaciones del macho y la hembra.

Me encanta la comparación futbolística, estaba pensando que esto es como si los hombres fuéramos Cristiano Ronaldo y las mujeres Pep Guardiola.

No lo sé…, si, puede ser, puede ser. Los hombres quieren tirar a puerta, efectivamente, muy bien.

¿Qué proporción diría que hay en esta novela de historia, romanticismo e intriga?

Yo creo que a un 33 por cien de cada uno, y el otro 1 por cien que cada uno lo ponga de lo que quiera.

¿Obedece a algún guiño personal el que los personajes centrales, Mario Cifuentes y Cintia Soraluce, sean un septuagenario y una treintañera, además de la diferencia generacional?

Obedece a que, efectivamente, hay un despeño entre dos generaciones que yo quería juntar precisamente en una  labor común.

Los servicios secretos españoles ¿guardan secretos incómodos de la época de la Transición que es mejor no remover?

Yo creo que todos los servicios secretos de todos los países democráticos guardan secretos incomodos y, como dice la cita al principio del libro, no nos es permitido saberlo todo y a lo mejor es mejor.
Pero si se supieran, ¿interesarían a la sociedad actual, se le daría importancia?

No lo sé, yo creo que en este momento tan superficial y tan frívolo supongo que no.

¿Y al lector medio, cree que le interesa la Transición?

Pues es posible que no, pero yo cuando escribo una novela lo hago porque tengo una necesidad de contar una historia, no pienso en los lectores, si pensara en los lectores si se llevase la novela histórica escribiría una novela histórica, si se llevase la novela erótica escribiría una novela erótica...

O una novela sobre el Real Madrid y el Barcelona, que se lleva mucho… Bueno, era un poco por seguir el ejemplo de antes.

No, no, muy bien, muy bien; el ejemplo está muy bien hecho.

¿Qué supone haber ganado la primera edición del Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego?

La oportunidad de tener una promoción extraordinaria que editando el libro de una manera normal no la hubiera tenido. Yo creo que los escritores que, como yo, tenemos la suerte de no tener problemas de publicar, porque nos las admiten, pero no tenemos la promoción, la relevancia que tiene la aparición acompañado de premio y ¿qué significa eso?, significa fundamentalmente: primero, que lectores habituales nuestros se enteran de que hemos sacado una novela que de otra manera no se enterarían y, segundo, que merced a la promoción podemos conseguir lectores que no nos conocían.

Lo ideal sería promocionar los libros en el descanso del Real Madrid-Barcelona, por ejemplo.

Eso es, ahí está.

Muchas gracias y mucha suerte, Luis.

Por Ginés J. Vera

lunes, 16 de noviembre de 2015

ALEJANDRO PEDREGOSA: «El humor está presente en todas mis novelas».



Esta semana entrevisto al novelista y poeta Alejandro Pedregosa. Estudió Filología hispánica y Teoría de la literatura en la Universidad de Granada. Obtuvo el Premio de Novela Corta José Saramago con su primera novela, ‘Paisaje quebrado’ (2004) En 2008 publicó ‘El dueño de su historia’ tras la cual inicia una serie de novelas criminales donde el ambiente y los escenarios adquieren dimensión de personajes. La primera de ellas, ‘Un extraño lugar para morir’, se desarrolla en Pamplona durante las fiestas de San Fermín, mientras que ‘Un mal paso’ sitúa la acción en Santiago de Compostela y en el famoso Camino que lleva su nombre. ‘A pleno Sol’ (2013) es la tercera novela de la serie y está ambientada en la acampada de Indignados que tuvo lugar en la Puerta del Sol en la primavera de 2011. Ha escrito también los libros de poemas: ‘Postales de Grisaburgo y alrededores’ (2000); ‘Retales de un tiempo amarillo (2002); ‘En la inútil frontera’ (2005); ‘Los labios celestes’ (Pre-textos, 2007) con el que obtuvo el Premio Arcipreste de Hita y ‘El tiempo de los bárbaros’ (2013). Precisamente en 2013 publica el libro de relatos ‘La sombra de Caín’ donde se recogen algunas de sus colaboraciones con periódicos como Ideal, Hoy, Sur, El correo o El diario vasco. Le entrevisto por la publicación de su última novela ‘Hotel Mediterráneo’ (Planeta, 2015).

La violencia machista se palpa en la novela, ese tema tan complejo de novelar que es el maltrato y lo que las víctimas perciben a veces de la situación que les toca vivir (con o sin ayuda).

La violencia machista no es el tema principal de la novela pero su presencia funciona como eje que desarrolla la acción. Digamos que es el personaje no presente que hostiga a los demás. Por otro lado el machismo es un tipo de terrorismo, y hasta que las autoridades y la sociedad no pongamos el mismo celo en combatirlo que al resto de terrorismos no avanzaremos nada. No recuerdo que las televisiones en los años ochenta o noventa emitiesen programas donde se ensalzaran los asesinatos de ETA. Hoy, sin embargo, tenemos programas para adolescentes donde hay machismo explícito en todos los discursos. No es cuestión de minutos de silencio ni de condenas políticas, se trata de educar, y educar bien y en igualdad. 

Tratando un tema tan serio como el que hemos dicho hay un toque de humor que creo muy oportuno, no sé qué pensarán los lectores legionarios de ese rollito con la cabra.

El humor está presente en todas mis novelas independientemente del tema que traten. Es una forma de entender la vida. Creo que la risa (sobre todo la que se ríe de nosotros mismos) es redentora. En cuanto a La Legión no sé muy bien qué decirte, jejeje; desde luego no he pretendido ofender a nadie, pero cada uno es libre de molestarse por lo que le dé la gana. Esa es una libertad de las más practicadas en España, la libertad del cabreo.

El personaje de Tamara -en cierto momento- piensa que ‘De cartón piedra’, sea una ‘canción de mierda’…, pero se lo perdonamos. Háblenos de las canciones que aparecen en ‘Hotel Mediterráneo’ a modo de banda sonora, de su elección.

Yo quería que el cancionero de Serrat apareciese en la novela por dos cuestiones muy importantes. La primera: creo que es el cantautor que más y mejor ha cantado a la naturaleza y al mundo rural; y como ya hemos dicho la naturaleza es importante en este libro. En segundo lugar, creo que los personajes de mi novela (El Presidente, por ejemplo) son muy parecidos a los personajes de las canciones de Serrat (El titiritero, Curro el Palmo, Edurne, Lucía...); tienden a trascender, a no ser meros actores de una historia. Aspiran a quedarse a vivir en la memoria de la gente. 

Más allá del protagonista, quiero destacar entre los personajes masculinos al Presidente, su humor socarrón y su ‘lenguaje levemente obsceno’ que tan bien encaja con ellas, con las mujeres del Hotel.

Partimos de que ésta es una novela donde los personajes son tan importantes o más que la propia trama. El Presidente, sin duda, es uno de los personajes más entrañables y carismáticos. Como el resto de habitantes del hotel tienen un pasado poco edificante. El Presidente representa la complejidad de los afectos: ¿se puede llegar a querer a un corrupto? 

‘Hotel Mediterráneo’ ¿es quizá una novela con secretos, silencios y música para restañar las heridas del alma de quien acude a él?

En cierto sentido sí. El Hotel Mediterráneo no es propiamente un Hotel sino una casa de acogida para mujeres en peligro de muerte por violencia machista. Su propia naturaleza de amparo lo hace ser un lugar escondido y lejano. Pero contra lo que pueda parecer, la vida de los habitantes del Hotel es bastante tranquila y yo diría que incluso alegre... hasta que surge un problema y eso cambia todo.

Hay un guiño en un momento de la narración a esa necesidad, cuando no dependencia, de las comodidades y servicios de la sociedad moderna a pesar de lo bucólico del lugar; por ejemplo, un centro de salud si se tienen hijos pequeños.

(Risas). Sí, en la última década y potenciado por la crisis hay una especie de fulgor por volver a lo rural. Y me parece bien, pero creo que muchos urbanitas tienen una visión idílica del campo que no se corresponde con la realidad. La vida rural no es fácil ni cómoda. A menudo no nos damos cuenta de que nuestro grado de sociabilización en la ciudad es muy elevado y creemos que es lo normal. Para nada. Si te vas a vivir al campo o a un pueblo pequeño es conveniente que te guste el silencio y la soledad... pero mucho.

Muchas gracias y mucha suerte, Alejandro.

Por Ginés J. Vera.